Me encuentro en la ciudad de
Barcelona, patria chica de la heroína Eulalia Buroz Ramos de Chamberlain y del
General Pedro María Freites, héroe de la Casa Fuerte. Estoy hospitalizado en el
CDI “Miguel Noguera”, nombrado así por el excomandante guerrillero, ya difunto.
Voy a ser operado para rehabilitar mis manos y poder cerrar los puños. Estoy
recibiendo tratamiento con antibióticos previo a la operación; todos los días
alrededor de este CDI se concentran unas ciento veinte personas que reciben
atención médica gratuita en los diferentes servicios, como Rayos X,
Ecosonogramas, Fisioterapia, Laboratorios, Electrocardiogramas, entre otros.
Viva impresión me ha causado la actividad incansable e idónea
de la decana de las enfermeras, la Lic. Olga Julia Palma Borges, quien desde la
mañana hasta el anochecer atiende a los pacientes hospitalizados: lo que más me
llama la atención de esta enfermera es que sabe como si fuera un médico titular.
Nació en la provincia de Las Tunas, Cuba, el 27-05-1967, su padre fue Francisco
Palma (fallecido) y su mamá es Olga Hilda Borges, tuvo 4 hermanos: Francisco (difunto),
Zenaida, Margarita y Dania. Su compañero es Norbe Rodríguez. Tiene dos hijos,
Yaidelis y Francis y dos nietos, Frank Antoni y Yusnel Emilio.
Me relata: “Profesor Muñoz Freites, estudié la primaria en la
Escuela Ramón Mora, la secundaria en el ESBET Julio Reyes Cairo, y la
enfermería en el Politécnico Mario Muñoz Monroy; me gradué en 1986 y comencé a
trabajar en el Hospital Ernesto Guevara de la Serna en Las Tunas, en mi país en
cada municipio hay un hospital. Mi vida siempre se ha caracterizado por un amor
profundo al prójimo. Aquí en Venezuela cumplo con la mayor dedicación mi
profesión, ya que tengo principios internacionalistas y socialistas, amo a mi
Cuba, me siento orgullosa de ser cubana y de prestar servicios al pueblo
venezolano en la República Bolivariana de Venezuela. Sé que su blog de crónicas
es muy leído en toda Cuba, por lo tanto les envío un saludo a todos mis amigos
y familiares y aprovecho para decirles que me encuentro muy bien, aquí en
Mesones, municipio Bolívar, estado Anzoátegui”.
Evoca la profesional: “En 31 años de trabajo, una situación
fuerte fue ver morir a un joven de 17 años abaleado, aquí en Venezuela, a quien
no pudimos salvar a pesar del gran esfuerzo que se hizo. Pero créame, la
situación más dura es ver morir niños: se me pone el corazón chiquitico cuando
a pesar de los esfuerzos no los podemos salvar. Días atrás murió un bebé de dos
años a quien su abuela le dio una pastilla para la fiebre y se asfixió, esta
muerte se hubiese evitado si se hubiese disuelto en agua el antipirético. En
Cuba me enseñaron que las mujeres somos madres de todos los niños del mundo.
Las personas no deben automedicarse. Llevo 21 meses en Venezuela y estoy
orgullosa de cumplir mi misión en este país”.
Por su parte, este cronista ha observado que este CDI necesita
que se le habilite quirófano y se le fortalezca la terapia intensiva.