Mi
apreciada amiga Orquídea Hernández envió a mi correo la crónica de Damelis Mey
Zambrano, para su publicación en el Blog del Cronista Oficial del Municipio Los
Taques. Es para mí todo un placer añadir tan excelente crónica que, además,
incluye la solicitud de un justo reconocimiento histórico para unos heroicos marineros
olvidados por la historia. Aprovecho la oportunidad para resaltar el hecho de
que sin el petróleo venezolano nunca las hordas criminales de Adolfo Hitler
hubiesen sido derrotadas, y que la ciudad de Nueva York fue asfaltada con el
hidrocarburo que las compañías imperialistas extraían casi regalado del suelo
venezolano. La transcribo tal como la recibí, por supuesto le agrego las
comillas.
“Muy
pocos paraguaneros saben que el 16 de febrero de 1942 en nuestras costas, en
una tranquila madrugada, submarinos nazis abrieron fuego contra siete buques
tanqueros petroleros (Monagas, San Nicolás,
Tía Juana, Pedernales, San Rafael, Oranjestad, y Arkansas), de ellos los primeros tres fueron torpedeados. Estos se
dirigían a la Refinería de Aruba donde se refinaba el petróleo venezolano.
Desde la orilla se veían los tanqueros en llamas y el desespero de las familias
sin saber qué ocurría. En total murieron 47 marinos, entre ingleses, gringos,
chinos, noruegos y venezolanos.
Esta
historia la conozco desde pequeña porque mi abuelo Bernabé Zambrano estaba allí
junto a su sobrino Ramón, que fue una de las víctimas ese día. Mi abuelo fue
reseñado en el libro de Alí Brett Martínez “Aquella Paraguaná” porque los
sobrevivientes, luego de ser rescatados, estuvieron por espacio de tres días
varados en las costas de la Guajira, sin comunicación, y todos pensaron que mi
abuelo había fallecido y le hicieron hasta misa… se podrán imaginar cuando
llegó vivito y coleando.
Venezuela
contaba en esa época con solo dos barcos de guerra y uno era el “General
Urdaneta”, comandado por un joven Teniente de Navío con un nombre muy alemán,
Wolfgang Larrazábal, quien 16 años más tarde presidiría la Junta de Gobierno
tras el derrocamiento del General Marcos Pérez Jiménez. Este barco fondeado
frente a Carirubana se puso en marcha tras la explosión, y llegaría a ubicarse
a solo tres millas náuticas del submarino alemán viendo como ocurrían dos
explosiones más. El periódico “El Heraldo” hablaba de ellos como ‘hombres de
hierro’, ya que carecían de armas para atacar submarinos, y sin embargo
llegaron a rescatar sobrevivientes a pesar que arriesgaban sus vidas en esa
oscura madrugada, iluminada solo por las llamas de los tanqueros torpedeados.
Es
triste cómo este hecho muy pocos lo recuerdan: los tripulantes cumpliendo con
su trabajo dejaron madres, esposas e hijos, los que sobrevivieron muchos de
ellos con graves heridas que les impidieron volver a trabajar, han sido
olvidados por la historia. De acuerdo a muchos historiadores, incluso el alemán
que comandaba la misión, Jurgen Von Rosenstell. El ataque era para evitar que
estos siguieran surtiendo petróleo a los aliados; en ese momento el 64% del
petróleo que utilizaban los aliados venía de nuestro país, por lo cual parece
ilógico que estos hombres fueran olvidados cuando aportaron el triunfo de los
aliados en la Segunda Guerra Mundial.
¡Qué bonito sería ver una placa en algún
lugar de Carirubana con los nombres de esos marineros que vivieron aquella
madrugada de 1942 de 1942 las atrocidades de los nazis en su afán de conquistar
el mundo!.”