sábado, 22 de febrero de 2020

CUANDO VENEZUELA FUE ATACADA POR ALEMANIA


Mi apreciada amiga Orquídea Hernández envió a mi correo la crónica de Damelis Mey Zambrano, para su publicación en el Blog del Cronista Oficial del Municipio Los Taques. Es para mí todo un placer añadir tan excelente crónica que, además, incluye la solicitud de un justo reconocimiento histórico para unos heroicos marineros olvidados por la historia. Aprovecho la oportunidad para resaltar el hecho de que sin el petróleo venezolano nunca las hordas criminales de Adolfo Hitler hubiesen sido derrotadas, y que la ciudad de Nueva York fue asfaltada con el hidrocarburo que las compañías imperialistas extraían casi regalado del suelo venezolano. La transcribo tal como la recibí, por supuesto le agrego las comillas.

“Muy pocos paraguaneros saben que el 16 de febrero de 1942 en nuestras costas, en una tranquila madrugada, submarinos nazis abrieron fuego contra siete buques tanqueros petroleros (Monagas, San Nicolás, Tía Juana, Pedernales, San Rafael, Oranjestad, y Arkansas), de ellos los primeros tres fueron torpedeados. Estos se dirigían a la Refinería de Aruba donde se refinaba el petróleo venezolano. Desde la orilla se veían los tanqueros en llamas y el desespero de las familias sin saber qué ocurría. En total murieron 47 marinos, entre ingleses, gringos, chinos, noruegos y venezolanos.

Esta historia la conozco desde pequeña porque mi abuelo Bernabé Zambrano estaba allí junto a su sobrino Ramón, que fue una de las víctimas ese día. Mi abuelo fue reseñado en el libro de Alí Brett Martínez “Aquella Paraguaná” porque los sobrevivientes, luego de ser rescatados, estuvieron por espacio de tres días varados en las costas de la Guajira, sin comunicación, y todos pensaron que mi abuelo había fallecido y le hicieron hasta misa… se podrán imaginar cuando llegó vivito y coleando.

Venezuela contaba en esa época con solo dos barcos de guerra y uno era el “General Urdaneta”, comandado por un joven Teniente de Navío con un nombre muy alemán, Wolfgang Larrazábal, quien 16 años más tarde presidiría la Junta de Gobierno tras el derrocamiento del General Marcos Pérez Jiménez. Este barco fondeado frente a Carirubana se puso en marcha tras la explosión, y llegaría a ubicarse a solo tres millas náuticas del submarino alemán viendo como ocurrían dos explosiones más. El periódico “El Heraldo” hablaba de ellos como ‘hombres de hierro’, ya que carecían de armas para atacar submarinos, y sin embargo llegaron a rescatar sobrevivientes a pesar que arriesgaban sus vidas en esa oscura madrugada, iluminada solo por las llamas de los tanqueros torpedeados.

Es triste cómo este hecho muy pocos lo recuerdan: los tripulantes cumpliendo con su trabajo dejaron madres, esposas e hijos, los que sobrevivieron muchos de ellos con graves heridas que les impidieron volver a trabajar, han sido olvidados por la historia. De acuerdo a muchos historiadores, incluso el alemán que comandaba la misión, Jurgen Von Rosenstell. El ataque era para evitar que estos siguieran surtiendo petróleo a los aliados; en ese momento el 64% del petróleo que utilizaban los aliados venía de nuestro país, por lo cual parece ilógico que estos hombres fueran olvidados cuando aportaron el triunfo de los aliados en la Segunda Guerra Mundial. 

¡Qué bonito sería ver una placa en algún lugar de Carirubana con los nombres de esos marineros que vivieron aquella madrugada de 1942 de 1942 las atrocidades de los nazis en su afán de conquistar el mundo!.”
  

jueves, 20 de febrero de 2020

DILIANA LUGO


    Excelente profesional, digna representante de la mujer taquense, dama de gran corazón, persona de paz, de diálogo y concertación. Amante de Dios, de su familia, su pueblo y su terruño, querida y apreciada por todos, amiga de tirios y troyanos, católica practicante, siempre le ha dado un trato respetuoso y cordial a la gente. Natural de Los Taques, hija de Dilia Ramona Bracho de Lugo y Juan Lugo, estudió en el Liceo Pedro Antonio Leleux y obtuvo la Licenciatura en Administración en el Núcleo de la Universidad del Zulia, de Punto Fijo.
Su cualidad más resaltante: la honestidad en el desempeño de su cargo; como ella hubo y hay miles de funcionarias y funcionarios en las alcaldías de toda la República Bolivariana de Venezuela que se dedican a cumplir sus funciones con probidad, por supuesto, hay excepciones que practican la ineficiencia y la burocracia. Sería torpe no decirlo: con toda certeza escribo, que me consta que la Licenciada Diliana Lugo cumplió el rol de empleada pública con dedicación, eficiencia y pulcritud.

Sé que algunos exaltados de inmediato replicarán: “Pero ¿quién eres tú para afirmar eso?” “Tú no eres ni fuiste nunca contralor municipal.” He aquí donde radica el quid del problema: donde la Contraloría Municipal funcione, cualquier poblador de un municipio puede sin ninguna dificultad tener acceso a la información y ser contundente en su juicio sobre el desempeño de los funcionarios públicos. Esta institución siempre ha funcionado en el Municipio Bolivariano de Los Taques con extrema rectitud.

La Licenciada Lugo fue Jefe de Presupuesto y Tesorera Municipal durante el gobierno del Alcalde Bolivariano José Luis “Pepe” Iglesias Gallegos, trabajó en la alcaldía hasta el 2016, se siente orgullosa de ser taquense y de haber cumplido a cabalidad con sus funciones. Pero ¿por qué una inmensa mayoría de habitantes de ese municipio recuerda con cariño a “Pepe”, como comúnmente lo llamaban los taquenses?

El secreto estuvo en que no sólo hizo obras de impacto popular: mantuvo sumergidos a los promotores sociales de las parroquias Los Taques y Judibana y al gabinete, en las comunidades, visitando casa por casa, hablando con la gente con verdad y sinceridad y por sobre todas las cosas, detectando necesidades para dar respuesta en tiempo perentorio. Del mismo modo, dedicaba una gran parte del presupuesto a ayudar a los más necesitados: he aquí la razón por la cual nunca perdió una elección. Recuerdo los numerosos actos donde se entregaban los cheques de ayuda social a los ancianos, niños enfermos y mujeres embarazadas entre otras personas; no se hacían exclusiones de ningún tipo, e incluso se donó dinero para reparaciones de iglesias católicas y para la construcción de templos evangélicos y salones de los Testigos de Jehová, donde el requisito esencial era que fueran taquenses.

Los actos no sólo se hacían en la sede de la Alcaldía, sino a lo largo y ancho de todo el municipio, era común que se realizaran operativos de limpieza, recolección de desechos sólidos y mejoramiento de asfaltado, corte de maleza; a los más pobres se les entregaban buenas bolsas de comida, canastillas y ayudas económicas, y en diciembre juguetes para los infantes. “Pepe” Iglesias, la Directora General Dairy Chirinos y todo el gabinete, iban por las calles del municipio, oían a la gente y resolvían problemas.

Recuerdo cuando la explosión de los tanques de la Refinería de Amuay o cuando las fuertes lluvias que causaron catastróficas inundaciones, estos empleados públicos no tuvieron descanso, ya que trabajaron voluntariamente de día y de noche. Eterna gratitud de los taqueros o taquenses para estos personajes quienes dejaron huella profunda en los corazones y en la historia local municipal.