Por allá en 1992 un domingo, 17 de noviembre, pasaba yo por el frente de la Catedral de la ciudad de Santa Ana de Coro y decidí entrar, y me senté en unas de las bancas de esta iglesia y con mucha sinceridad, -yo una humilde criatura de Dios-, tuve este diálogo con Jesús de Nazareth, El Cristo. Era la época de la Venezuela saudita de la IV República. El Presidente para aquella época era el corrupto, asesino y bandido Carlos Andrés Pérez, quien sin duda, se debe estar quemándo en la Quinta Paila del Infierno. El hombre cuya moral era la moral de Tartufo, el hipócrita, cuyo lema era: "No es pecar, pecar a escondidas, hay que saber pecar y robar con descaro los dineros del erario público. Su eslogan de campaña era "ese hombre si camina, va de frente y da la cara", saltando las charcas en los barrios ganó las elecciones, este Alí Baba fue un hombre enérgico, ordenó dispar contra las manifestaciones de estudiantes al aire de los pulmones. Su canción corta en la campaña electoral fue: "Ese hombre si camina, va de frente y da la cara", saltaba las charcas de manera enérgica. Se robó miles de millones de dólares.
Señor, será cierto que nos has olvidado, y estás ocupado creando otros mundos? Eres tú aquel a quien esperamos? o hemos de esperar a otro? Eres tú el verbo, la palabra pura, el pensamiento puro, que no necesita de un cerebro que le piense, sino que se piensa así mismo, el hacedor del cielo y de la tierra, Dios de Abraham, de Isaac, de Jacob, de Ismael y los ismaelitas. El Todopoderoso encarnado, El Mesías, o como dicen los hermanos musulmanes: "El más grande de los profetas", El Salvador anunciado a Israel, el Hijo de Dios quien venía según los israelitas a liberarlos de sus cadenas de opresión, a restituir la independencia de su reino terrenal y a derrotar a los romanos.
Señor estabas en el mundo y por Ti fue hecho el mundo, pero el Orbe no te reconoció. Viniste a los tuyos, pero los tuyos no te recibieron. La promesa no se iba a realizar tal como se esperaba, el pueblo judío soñaba con un Reino de Gloria como el Reino del rey David, con un rey de Reyes; pero la Divina Providencia vino con sencillez, humildad y pobreza. Llegó a curar lacerados por las llagas y las pústulas supurantes y malolientes, hombres y mujeres con sífilis, ciegos, mujeres con hemorragias, leprosos, orates, alucinados, turbados, tarados, mudos, sordos, paralíticos; resucitar difuntos putrefactos, a perdonar pecados, salvar menesterosos, líder de muchedumbres de desposeidos,-quien expresó bienaventurados los pobres porque de ellos es el Reino de Los Cielos-, líder de hambrientos, perseguidos, excluidos, indigentes, desvalidos, discapacitados, huérfanos, mujeres santas y otras perseguidas con la intensión de ser lapidadas.
Jesús el hombre justo quien fue clavado a un madero entre ladrones, era amigo de publicanos, incrédulos, pecadores, en fin, los afligidos y desamparados de siempre; ya que los supuestos justos, los sacerdotes del Templo de Jerusalén, los purpurados tramoyistas, los ricos insaciables en su sed de ganancias a quienes les dijo: "Yo les aseguró que un rico difícilmente entrará en el Reino de los Cielos. Se lo repito: Que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre al Reino de los Cielos." Mateo 19, 20, 30.
Los fariseos hipócritas, "los buenos" no le necesitaban, nació Geshua pobre y vino a salvar a los pobres, fue el líder de los pobres, de los que sufren. Jesús el Primer Socialista de nada quiso excetuarse; fue el tierno niño de Belén ciudad Palestina (El Mesías, terrenalmente era un judío Palestino) quien nació en un pesebre maloliente y sucio. El carpintero laborioso, el exegeta erudito defensor de su fe, a latigazos arrojó a los mercaderes del Templo; el que por amor perdonó a la Magdalena, el que convirtió el agua en vino para que los invitados a una boda siguiesen compartiendo con alegría bajo el influjo de la embriaguez, el hacedor de prodigios, que multiplicó los panes y los peces para darle de comer a los hambrientos que le seguían, el crucificado del Monte del Calvario o Monte de la Calavera , que vivió siempre en pobreza, líder de muchedumbres paupérrimas, quien muere por un mundo de justicia social, de justa distribución de las riquezas, de paz y por la sociedad de iguales. Su doctrina fue y es hoy de amor al prójimo, de seder lo que se tiene entre los que nada poseen.
Día a día en el silencio de las conciencias, como producto de las buenas y malas acciones Jesucristo, El Mesías es recibido por los suyos y a la vez es desconocido y condenado a muerte a todo lo largo de las centurias por los impuros de corazón, los ávidos y crueles explotadores, que sólo piensan en enriquecerse y acumula capitales, idólatras de sí mismo, del egoísmo, el interés egoista y de la insaciable sed de ganancia. Depravados bandidos que sólo piensan en rendirle culto al vil dinero, la maldad y a la acumulación de riquezas quienes difícilmente entraran en el Paraíso, sino se desprenden de las riquezas y ayudan a los pobres. Él es el Camino, la Verdad y la Vida quien cree en Él, no morirá para Siempre.
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