Como narré en una crónica anterior, en la búsqueda de la recuperación de mi
salud unos parientes me trasladaron de tierras caquetías a Anzoátegui, y por aquí
conocí a un taxista que hace años se relacionó con el estado Falcón. Este hecho
me permite hoy, mes de mayo del 2018, escribir esta crónica donde resalto el
inexplicable y profundo lazo que mantengo con la península de Paraguaná y con
el municipio Los Taques.
Me ubico pues, en un pasado cercano y escribo.
Por lo temprano de la hora,
se me hacía difícil trasladarme desde El Viñedo hasta el CDI de Campo Claro, en
Barcelona, a la consulta preoperatoria del cirujano traumatólogo cubano Carlos
Vásquez. Numerosas eran las busetas y los autobuses del transporte público, pero
quedaba lejos la parada más cercana y me resultaba difícil y doloroso caminar
tanta distancia con muletas, ¡gracias a Dios! un vecino de la casa donde me
encontraba alojado, me hizo la carrerita en su automóvil hasta la institución
mencionada.
Cuando conocí a este conductor, persona extrovertida y locuaz, me dijo:
“Amigo, usted no es de por aquí, ya que es la primera vez que lo veo por estos
lares”, le respondí: “Muy acertada su apreciación, yo vengo del occidente de
Venezuela”. “¿Caramba y que le pasó a usted en esa pierna?”. “Me la fracturé,
tuve múltiples fracturas en la tibia, el peroné y en las muñecas”. Me continuó preguntando el taxista, “¿Supongo que fue en un accidente de
tránsito?”. Le respondí, “si, iba en una moto y me estrellé contra un carro mal
estacionado”, “¿pero no está usted algo mayor para conducir moto?”. “Viejo -decía
mi abuelo Luis María Freites Farías- es el Camino Real y es por donde más anda
la gente”…
En la segunda ocasión que abordé el carro del vecino, la conversación me
deparó una agradable sorpresa, me dijo el conductor: “Buenos días amigo, ¿cómo
sigue usted de sus males”? “Mejorando” le respondí y él me contestó, “por la prisa
que usted llevaba el otro día, olvidé presentarme, yo me llamo Ramón Ramírez,
trabajo con este carro por mi cuenta, de por puesto, pero también le hago
carreritas más económicas a las amistades”. Le respondí, “mi nombre es Jesús
Muñoz Freites y laboro como cronista oficial en el municipio Los Taques, Falcón,
escribo sobre la historia local, la vida y las anécdotas de las personas.” “¿Dijo
usted Falcón? Pues le diré que en mi juventud yo anduve por allá”.
“Señor Ramón, ¿tiene usted algun relato que contarme de las tierras
falconianas?”. “Le voy a confesar algo, si no me hubiera ocurrido lo que le voy a
contar mi vida hubiera sido otra. Resulta que yo presté el servicio militar en la
Base Naval ‘Mariscal Juan Crisóstomo Falcón’ de Punto Fijo, estuve13 meses,
desde enero de 1981 hasta febrero de 1982, y fui seleccionado para integrar el
equipo de lucha gimnástica de la Infantería de Marina, y gané el primer lugar en el
campeonato, recuerdo que era el gobierno del Presidente ‘Come torontos’ Luis
Herrera Campins, quien ante la caída de los precios del petróleo devaluó el bolívar
un viernes negro, el 18 de febrero de 1983… en aquellos tiempos no alcanzaba
para comprar comida, los precios se pusieron por las nubes, todo estaba carísimo
y la gente pobre no tenía para comer, aunque los estantes de los abastos estaban
llenos de víveres, había hambre, hasta el punto que nos dieron la baja a los
comandos de mi componente antes de finalizar el servicio”.
“Nací hace 55 años, amigo, en Aragua de Barcelona, y mi madre Doña
Ramírez era de origen indígena, etnia Kariña-Caribe. Más de una vez troté, hice
ejercicios y me bañé en las playas de Los Taques y Amuay… recuerdo que
cuando tuve mi primera salida, unos ‘comandos’ o compañeros infantes, se
disgustaron con mi persona porque, como era deportista, no quise tomar cerveza”.
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