El mayor tesoro al que se puede aspirar después de
fallecido, claro, si hay vida más allá de la muerte, es el saber de la gratitud
que la gente nos guarda en sus corazones, por la práctica del bien que se
realizó. Todos en nuestro paso por el mundo hacemos cosas buenas y malas; lo
importante es que en la balanza de la existencia pesen más las acciones buenas,
donde se evidencie el gran amor que sentimos por el prójimo. Pienso que cuando
se pasa por la vida y se deja huella por la práctica del bien, sin lugar a
dudas, el pueblo te recordará siempre con cariño y respeto. Es el caso de
Mireya Rosendo López, quien el 17-03-2019 falleció inesperadamente.
La
amiga Rosendo fue una revolucionaria de corazón, una genuina socialista
chavista, mujer honesta y solidaria, encargada en el 2013 de la oficina de Atención
al Soberano, y luego de la Jefatura de Hábitat y Vivienda durante el Gobierno
del exalcalde bolivariano José Luis “Pepe” Iglesias Gallegos -donde para esa
época era yo el director de Desarrollo Social y Educación. Realizó esta
distinguida dama una destacada labor en el municipio a favor de los más
desposeídos, siempre con un trato muy cordial hacia ellos, escuchando sus
problemas y aportando soluciones a los mismos. Sin duda, supo concretar las
luchas que emprendía por los pobres.
Especialmente
apreciada por los pobladores de las comunidades de Amuay, Guanadito, Jayana,
Villa Marina, El Oasis, Creolandia y Alí Primera, tuvo por norte la justicia
social; luchó con denodados ímpetus a favor de los derechos de los niños, de
las mujeres embarazadas y de las personas de la tercera edad. Fue una pariente
cercana para las familias taquenses necesitadas, siempre con una sonrisa en sus
labios y un trato muy deferente hacia los pobres. Incansable en la búsqueda de
soluciones a las vicisitudes de las personas, le presentaba a “Pepe” Iglesias
un gran número de solicitudes de canastillas para ser donadas a las recién
paridas, y de ayudas económicas para los que imperiosamente las urgían, amén de
las innumerables colaboraciones para los servicios fúnebres y exoneraciones de
fosas.
Nació
en el Centro de Salud de La Vela, actual sector Alí Primera, municipio Los
Taques, el 12 de diciembre de 1973 y falleció el 17 de marzo del 2019, hija de
Regino Antonio Rosendo Bueno (Los Taques, 28-04-1931) y Niove María López de
Rosendo (Los Taques, 17-03-1926). Sus abuelos: Pio Rosendo, Juana Bueno y
Antonia María López, “Mamá Toña”. Su madre, de la unión con Francisco García
parió a Wenceslao, Alcides, Edgar, Franklin e Hilda. Después, su progenitora se
casó con su papá y dio a luz a Marbelys, Yoel, Edith y a ella. Mireya era madre
de 3 hijos, un varón y 2 hembras.
A
continuación, ya que me encuentro lejos del municipio Los Taques, transcribo
con el mayor respeto las conmovedoras palabras escritas por su hijo, en una red
social: “Gracias por ser la mejor madre del mundo, por darlo todo por mis
hermanas y por mí; disculpa por haberte fallado como hijo, gracias por aguantar
mi forma de ser, por las veces que peleamos, por las veces que me fui de la
casa y por las veces que me sacaste de ella, pero tú sabes que a mí siempre me
ha gustado la calle; y gracias por las mil veces que me sacaste de ella para
que fuera una persona de bien. Sólo te pido que me des fuerzas para seguir
adelante, y sígueme cuidando madre bella, te extrañaré y te amaré por siempre,
nos veremos.”
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