martes, 9 de julio de 2019

· LA BARBERIA ·


El 22 de junio de 2019 fui a una barbería que regenta su único barbero, Pedro Luis Márquez Velásquez, -conocido por todos como Varón- en la calle principal de Camino Nuevo, Barcelona, Anzoátegui. Es un local pequeño situado al frente de una cancha, donde muchos jóvenes del vecindario muy a menudo practican el baloncesto. En contraste, en los alrededores, otro grupo de hombres y mujeres de mediana edad beben licor y cerveza en exceso todos los viernes y sábado por las tardes. Esta costumbre -me cuentan los parroquianos- se realiza desde hace muchos años en ese lugar.
La barbería está ubicada al lado de un local que llaman “la Canchita”, donde los fines de semana juegan bolas criollas y bailan parejas al son de la música latina; el lugar se mantiene lleno de personas que en mesas realizan partidas de dominó, de cartas y toman sus “frías” (las bebidas espirituosas de cebada). Antes, en “la Canchita” se realizaban apuestas (remates de caballos) con las carreras de los hipódromos de La Rinconada (Caracas), Santa Rita (Zulia) y Valencia (Carabobo).
El joven barbero Márquez Velásquez trabaja desde las 10 am hasta las 4 pm todos los días (6 horas); su compañera le trae en un portavianda abundante comida al medio día. El fígaro es robusto, tiene buen apetito y es de mediana estatura. Sostiene este cristiano interesantes conversaciones con sus clientes, les cobra precios solidarios, y a los abuelos y discapacitados la mitad de la tarifa, también afeita niños. No maneja dinero en efectivo, porque envía a sus clientes antes de afeitarlos y rasurarlos a un punto de venta electrónico ubicado en un negocio de víveres cercano, con un papelito que indica el monto a pagar.
Desde hace 2 meses el barbero Pedro Luis Márquez Velásquez, se había comprometido a conversar conmigo sobre su vida. A continuación el diálogo que sostuvimos: “Buenos días, profesor Muñoz Freites, ¿cómo está usted? ¿Cómo sigue de sus males?” “Pariente, recibiendo terapias de los terapeutas cubanos en el CRI de Campo Alegre; ya que los dolores en las muñecas y la rigidez de los dedos de las manos no me dejan tranquilo ni de día ni de noche”. “¿Y cuándo lo operan de nuevo, primo?” “Pronto, al finalizar las terapias; pariente, vine por aquí para que me afeite y me cuente sobre su vida”.
“Sin ningún problema, profesor”. “Dígame una cosa, ¿por qué todos sus clientes lo llaman Varón?” “Mi madre me formó en una iglesia evangélica y allí los cristianos, inspirados en el Génesis o Pentateuco, de la Torá de los judíos y primer libro del Antiguo Testamento de la Biblia cristiana, llaman a toda criatura creada por Dios, varón y hembra. Los cristianos evangélicos usamos con mucha regularidad el término varón; es como la expresión ‘primo’, entre los barceloneses y la palabra ‘pariente’ de los falconianos”.
“¿Y dónde y cuando nació usted, Varón?” “Primo, yo nací en Yaguaraparo, municipio Cajigal, estado Sucre, el 30-04-1987; soy hijo de Isabel Velásquez y Pedro Eligio Márquez (difunto). Mi abuela materna es Petra Milano y mi abuela paterna Juana Díaz (difunta). Mis hermanos: Marcial, Carmen, José, Maikel, Dionaxa y Eligio (difunto). Estudié la primaria en la Unidad Educativa Barceló, me hice bachiller en el Liceo Juan Manuel Cajigal en Yaguaraparo, y luego cursé 2 semestres de Administración en la UNEFA, fui becado por esa universidad en Carúpano pero por enfermedad, no pude continuar mis estudios”.
“La primera vez que me sudé la frente y me salieron callos en las manos fue a los 12 años, cortando maleza y sembrando con mi padre yuca, ocumo, zanahoria, batata, plátano, mapuey, lechoza, caña, maíz, caraotas, frijoles, chicharos, quinchonchos y auyama. Luego trabajé con mi tío José como ayudante de albañilería. Siempre he trabajado y estudiado. Aprendí el arte del barbero, viendo, en la casa del señor Israel Méndez, quien aunque usted no me lo crea, es mocho de la mano derecha y tuvo que aprender a afeitar con la zurda. Se la amputaron en una riña de un machetazo; hoy es un pastor evangélico que predica la Palabra de Dios, y comparte lo que tiene con los más necesitados. Es una persona muy apreciada en mi pueblo, en la actualidad sigue dedicado a la barbería y todo el mundo dice que es el mejor barbero de Yaguaraparo”.
“Mi mujer es Yesiret Yamal, su padre era árabe palestino y murió añorando una Palestina con un Estado libre y soberano. Cuando nos unimos ella tenía un niño de 2 años. Lo he criado y lo quiero como si fuera mi hijo. El próximo 10-07-2019 cumplirá 10 años, se llama Víctor Aron Yamal y es muy inteligente y estudioso”.
“Profesor, este local donde funciona la barbería, lo alquilé como habitación cuando llegué hace 15 años de Yaguaraparo. Recuerdo que un día llovió fortísimo y se inundó toda esta calle principal de Camino Nuevo; yo estaba dormido y el ruido de un fuerte trueno me despertó, salté de la hamaca y caí en el piso. ¡Cuál sería mi sorpresa! casi me ahogo, figúrese, al levantarme del suelo, el agua me llegaba por encima de las rodillas. Rápidamente tomé un tobo, y comencé a sacar agua. La semana anterior, había asistido a un templo, y un pastor evangélico profetizó que llovería de manera torrencial durante horas y muchas casas se inundarían; recuerdo que estábamos en verano, hacía mucho calor, y lo extraño era que no había pronóstico de lluvias”.
“Una vez afeité a un señor que trabajó en la Refinería de Amuay, en el municipio Los Taques, Falcón; me dijo que hace años, en ese municipio llovió durante 11 días seguidos, y hubo lugares donde los infantes de la Armada Bolivariana -por órdenes del Presidente Hugo Rafael Chávez Frías- rescataron a muchos habitantes en botes de goma. Yo no voté por Maduro, ya que no me gusta la política -si yo no trabajo todo los días no como- pero no dudo que él sea el Presidente Constitucional de Venezuela”.

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