lunes, 18 de mayo de 2020

CARMEN MARIELA MELÉNDEZ


Permítanme mis apreciados lectores, antes de entrar de lleno a la crónica de hoy, escribir algo sobre un polígrafo e insigne escritor venezolano que dejó huella muy profunda en mí. El 17 de mayo de 2020 cumplió 100 años de nacido Aquiles Nazoa, escritor, humorista, poeta, cronista ‘oficioso’, ya que nunca fue cronista oficial, pero sin duda uno de los grandes cronistas de la capital. Costumbrista, dramaturgo, cuentista, comunista, bolivariano, visionario, quien vino al mundo en 1920, en una casa de El Guarataro, parroquia San Juan, Caracas, dos años después de la pandemia de la Gripe Española, donde fallecieron 25.000 compatriotas y 50 millones de personas en toda la Tierra.
Aquiles me acompañó desde la adolescencia cuando en 1967 asistí en el auditorio del Liceo Fermín Toro, inaugurado el 15 de diciembre de 1946 entre las esquinas de Marcos Parra y Solís, en El Silencio, parroquia Catedral de la capital de la República -donde yo estudiaba-, a una de sus conferencias, y después de escucharlo me propuse leer sus libros; para esa época, ya yo era militante de la gloriosa Juventud Comunista de Venezuela (JCV) y realizaba actividades subversivas contra el gobierno de Raúl Leoni.
Pasó el día de las Madres, este 10 de mayo del 2020. Recuerdo que en el año 2017 por este mes tuve una conversación con Carmen Mariela Meléndez, paraguanera nacida el 22 de agosto de 1966, y en ese diálogo me comprometí a realizar su crónica. Ella es una destacada y honorable exconcejal y expresidente de la Cámara Municipal del Municipio Los Taques, en uno de los gobiernos del exalcalde socialista y hombre de izquierda doctor José Luis “Pepe” Iglesias. La gestión de esta auténtica luchadora social y política se caracterizó por su genuina sensibilidad por los niños, mujeres embarazadas, madres de escasos recursos, enfermos y personas de la tercera edad de la tierra taquense.
No había podido cumplir la palabra empeñada, pero en estos tiempos de cuarentena del 2020 a través de las redes sociales me volví a topar con ella: ver su imagen me impulsa a escribir sobre tan apreciada y recordada amiga. Ella parió una hija de Julio Espina, de nombre Julieth Espina. En la actualidad, Mariela trabaja en la Secretaría de Salud del estado Falcón. y además es Sargento de la Milicia Bolivariana, 4to Componente de las FANB, y está dispuesta a defender la Patria Libre, Soberana e Independiente en cualquier escenario, y a ofrendar su vida si es necesario para que la República Bolivariana de Venezuela nunca sea colonia de los imperialistas yankees. Dicen que donde pone el ojo, pone la bala. Además, se siente orgullosa de ser venezolana y latinoamericana.
Amiga Meléndez, te diré que hoy escribo estas palabras sobre ti, haciendo un gran esfuerzo, ya que mi instrumento de trabajo, mis manos, siguen afectadas como consecuencia del aparatoso accidente que tuve; necesitan ser operadas nuevamente y se abre para mí una esperanza, estoy a la espera que se concrete.
Carmen Mariela Meléndez estudió en el Liceo Pedro Manuel Arcaya de Punto Fijo y obtuvo su Licenciatura en la Misión Sucre-UBV (Universidad Bolivariana de Venezuela), con excelentes promedios. Sencillamente, es la mujer venezolana de escasos recursos formada y dignificada mediante la educación popular participativa y protagónica por la Revolución Bolivariana del Comandante Supremo Hugo Rafael Chávez Frías. Ella tiene vínculos de amistad y parentesco con la comunidad wayuu de Creolandia, quienes siempre le brindaron su apoyo incondicional por la gratitud que sentían estos hermanos originarios por esta mujer quien, por aquel tiempo en que la conocí, se dedicaba incasablemente a mejorar las condiciones de vida de la etnia guajira y añú. En realidad, los votos de los pobladores más necesitados de la Parroquia Judibana del Municipio Los Taques y de los indígenas provenientes del Zulia impulsaron a Mariela a ser concejal, y nunca les quedó mal.
Por último, expreso con un de los requisitos de la prosa cronical -ser escrita sobre acontecimientos ya pasados- como homenaje a las madres en su Día, a las mamás de las mamás, -las abuelas-, a las tías madres y a todas aquellas mujeres que sin haber parido han criado niños y niñas, o que ya no están pero continúan en nuestro recuerdo, en el municipio Los Taques, Paraguaná, en Falcón, en la República Bolivariana de Venezuela, en Latinoamérica y todo el planeta.
Que tú, Carmen Mariela, que bien puedes llamarte doña Elena, Cilia, Deisy, Stella, Lenis, Tatiana, Liliana, Istar, Hécate; doña María Teresa, doña Rafaela, doña Aniceta, Anita, Isabel, Eloísa, Gloria, Aida, Julia, Rosa, Emilia, Diliana, Yaru, Yenni, Roxelis, doña Delia Rosa, Virginia, Yule o Celina, Matilde, Luisa o Angélica, Mercedes, Gladys o Marina; que eres una honesta y leal patriota venezolana, quien encarna a las millones de connacionales que resisten con fuerza y dignidad los embates del terrible bloqueo económico que el gobierno de los EEUU, a solicitud de los líderes de la ultraderecha, le hacen a la Patria del Libertador Simón Bolívar, con el objetivo de apoderarse de nuestro petróleo, oro, gas y demás minerales estratégicos, y que además, siguen las indicaciones contra el coronavirus -al pie de la letra- que el Presidente Constitucional Nicolás Maduro Moros le ofrece todos los días al pueblo según las medidas preventivas de la OMS.
Recuerdo que Mariela, una parte de su dieta como concejal, se la daba a los más pobres. Parafraseando al poeta, yo exclamo: Mariela, ¿la conocéis?, es flor encantadora que como madre benefactora y protectora es bañada con el sol del radiante día, ella robó sus tintes a la aurora y llenó las almas de su pueblo indómito originario de poesía, ella vivirá siempre en el corazón y el recuerdo de su gente por revolucionaria y sincera cristiana.

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