viernes, 21 de enero de 2022

JULIA ROSA HENRICHE DE HENRICHE

 


Todos los días pasa por el Concejo Municipal de Los Taques una doñita muy versátil y jocosa.  En el mes de diciembre llegó preguntando por el profesor Muñoz Freites, Cronista Oficial del Municipio. Me le acerqué y de manera muy amable le dije: “El que usted busca, estimada señora, soy yo, un placer conocerla”. “Vengo por aquí porque una amiga mía me habló de usted, y me dijo que usted escribe sobre la vida de los taqueros y taqueras, que ese es su oficio”.

Pues bien, empecemos porque me hable de usted.

“¿Qué le digo? Por favor primero quítese la máscara, que yo no hablo con enmascarados salvo en los días de Carnaval, cuando bailaba hasta la madrugada con mi difunto marido. Sepa usted que yo soy poetisa y cantautora.” Y sin ton ni son la doñita comenzó a cantar y recitar poemas, hasta cierto punto bastante bonitos.

Apreciada señora, tiene usted una buena curva de entonación, bastante conservada. Doña, le agradezco me hable de su vida personal.

“Mi nombre es Julia Rosa Henriche de Henriche. Nací el 19 de mayo de 1944 aquí, en Santa Cruz de Los Taques, hija de Ignacio Marcelino Henriche Quevedo y Bernarda Gómez de Henriche. Mis abuelos paternos fueron Marcelino Henriche y Petronila Quevedo; mis abuelos maternos Juan Gómez y Eloísa Alvarado. Me casé con mi primo hermano Teodoro Henriche Lugo en la iglesia católica de Judibana. Parí 6 hijos, 5 varones y una hembra. Teodoro, José Ramón y Jesús David son difuntos, y viven Ignacio, Mario y Oriola. Estudié en el Grupo Escolar Los Taques, y mis maestras fueron Margot Primera y Yolanda Naranjo. Hice cursos de Relaciones Humanas y de Secretaria Comercial.  Escribo canciones y poesías, y las canto y las recito.”

De pronto comenzó a recitar la doña de la siguiente manera:

De la nada todos nacen, y a la nada se van,

Solo trajeron el pelo y el pelo se llevarán;

Se van en una bella o mala urna,

Sean ricos o pobres, de la tumba nadie se salvará,

Sean ricos o pobres, y qué lío tuvieron para vivir,

De este mundo nada se llevan y descalzos se van.

Tanta petulancia para morir sin elegancia.

Por favor doña Julia, cante una canción.

“Hay un Dios que está en el Cielo,

Ve al pobre, ve al rico, y cómo gozan aquí en la Tierra,

Pero también cómo sufren.

Te alabamos Jesucristo, te alaban los luceros,

La luna y el sol, todo nuevo sendero;

De la luz hiciste el día, de las tinieblas la noche,

Y en la tarde hiciste un nuevo día.”

De pronto cantó un trozo de canción –según ella- de su hermano Marco Antonio Henriche:

“Pueblo taquense triste, abandonado,

En el olvido siempre has quedado.

Pueblecito mío, ¿quién te salvará?

Salvador Diosito, no lo dejes caer en la oscuridad…”

“Me casé con Teodoro Henriche por venganza, porque mi propio novio andaba con la novia de Teodoro, quien andaba despechado y sufría por aquella malvada mujer. Una vez agarré un machete porque una mujercita andaba de frita y le di un planazo, para que aprendiera a respetar a los hombres casados. Todos los 3 de mayo religiosamente sigo la procesión de la Santa Cruz por la orilla de la playa, y bailaba en las fiestas de La Cruz hasta casi amanecer, siempre con mi marido. Yo fui una mujer fiel, aunque él era muy mujeriego, y que Dios lo tenga en su santa gloria, porque fue un excelente padre. Llevaba pollo cuando costaba 2 Bs, y nunca faltaba comida en mi casa, estaba siempre pendiente que sus hijos y yo estuviésemos bien vestidos.”

“Yo bailaba mucho en el Club de Manuel Antonio Falcón en diciembre. Hermosa aquella época, compartíamos sanamente entonces. El baile era mi pasión. Mi marido era muy celoso. Una vez estábamos en el Club Alianza y un caballero me invitó a bailar. Mi esposo le dio un fuerte golpe y cayó rodando y con un ojo morado.”

“Siempre he sido una mujer honrada. He leído la Biblia varias veces, desde el Génesis al Apocalipsis. Canto canciones alabando a Cristo Redentor y a la Santísima Madre de Dios, la Virgen María. Conocí curas bebedores y un poco vagabundos, pero la mayoría de los padres que han pasado por esa iglesia de Santa Cruz de Los Taques han sido hombres honestos, respetables y caritativos, soldados de Cristo, que mantuvieron durante toda su vida los votos de castidad”.

“Cronista, yo voté por Chávez aunque yo era de oposición, y por su hijo Maduro, y tengo la fe en la Santísima Cruz de Mayo que en el país habrá bienestar y felicidad, y mi bello pueblo nunca quedará en el olvido. Profesor, yo le agradezco al gobierno mi pensión y los bonos, pero le solicito respetuosamente a Nicolás que suba las pensiones de nosotras las viejitas.”

“Tengo 76 años y tomo remedios naturales, y no le tengo miedo a la muerte, porque en este mundo que yo recuerde no le he hecho mal a nadie.”

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