martes, 17 de mayo de 2022

GREGORIO FIDELIO JIMÉNEZ

 


     En Santa Cruz de Los Taques, desde el 29 de abril hasta el 3 de mayo de 2022, se realizaron actividades religiosas, deportivas, culturales y festivas en honor a la Cruz de Mayo y por la fundación de la ciudad. El 3 de mayo se realizó una sesión especial en la plaza Bolívar para condecorar algunos de los personajes más notables, entre ellos: Fernando Bastidas; Ulises Daal; Presbítero Rubén Reyes (Orador de Orden); Amílcar Hernández; Sargento Mayor Elvis Giovanni Ruiz Bracho; María Weffer; Presbítero José Luis Rondón; Lourdes Zea; Venicia Querales; Elka Reyes; Mary Piña; Emil Chirinos; Gregorio Aldama; Danny Díaz; Yaquelín Irausquín, Yaricza Vargas y Fidelio Jiménez (post mortem).

     En días pasados le solicité al secretario de la Cámara Municipal, Jhonny Reyes, el número del celular de la señora Mirla Jiménez. Me comuniqué con ella, me identifiqué como el Cronista Oficial del Municipio Bolivariano de Los Taques, y le manifesté mi intención de realizarle una entrevista sobre su difunto padre. Aceptó y me dio su dirección, y fijó la fecha de entrevista para el martes 10 de mayo. Muy temprano ese día me llegué hasta Punta Los Taques (Villa Marina), donde las señoras Mirla Jiménez y doña Mercedes Josefina Sánchez García, su madre, me recibieron, y sostuvimos una amena conversación. Me impresionó la lucidez de doña Mercedes a pesar de su avanzada edad. La entrevista fue como sigue.

     “Buenos días señora Mirla, soy el profesor Jesús Muñoz Freites, ¿cómo está usted?” “Profesor, un placer conocerle. Le presento a mi mamá, doña Mercedes”. “Señora Mirla, ¿cuándo y dónde nació y falleció su padre?” “Profesor, él vino al mundo el 17 de febrero de 1925, era oriundo de Los Pozos, actual municipio Falcón, y murió en Villa Marina el 12 de septiembre de 2020. Los trajeron a la Villa muy pequeño, imagínese, a los 5 años.” “Permítame decirle, profesor, cuánto extraño a mi esposo”- agrega doña Mercedes. “Su madre se llamaba María Gregoria Jiménez y su padre Eugenio Guadalupe Walmans, de nacionalidad holandesa; sus abuelos maternos fueron Bárbara Jiménez y Leonardo Guanipa, y mi abuela paterna Guadalupe Walmans.”

     “Fue comerciante, aprendió a leer y escribir por su cuenta por su trabajo, ya que tenía una inteligencia extraordinaria. Él y yo dese muy jóvenes fuimos comunistas cristianos. En esta sala de la casa nos reunimos hace muchos años con Paz Galarraga y Gustavo Machado; había militantes del MEP y PCV que vinieron de Coro, Punto Fijo y de aquí. Yo estoy totalmente de acuerdo con la política económica del Presidente Maduro.” “Fidelio iba a pie desde Punta de Los Taques hasta Carirubana, a casa de Eulogio “Yoyo” Galicia; cuando joven cargaba agua en latas de la famosa manteca Los Tres Cochinitos, se colocaba un palo en el cuello con dos ganchos y de cada punta colgaba las latas. También cargaba agua desde la Mene Grande hasta Carirubana, para llenar siete tambores o pipas de la señora Amelia Tremont. No estudió porque tenía que trabajar, ya que era el sostén de sus hermanos.”

     “Nos casamos el 6 de noviembre de 1947. Empezó a pescar a los 15 años hasta el año 1949, cuando nace nuestro primogénito Gregorio René Jiménez Sánchez. Por aquella época adquirió sus propias embarcaciones. Yo le parí 14 hijos: Gregorio, Maritza, María (Dios me la tenga en la Gloria), Alexis (que en la paz del Señor descanse), Emigio, Alfredo, Mirla, José Luis, Miguel (Dios me lo tenga en el Cielo), Maribel, Gustavo y Rolando (Dios bendito me lo tenga en la Gloria). Su primera embarcación se llamaba El Nilo, luego adquirió Mireya, Nélida y La Ley del Monte. A mi esposo lo apodaban Medio Millón; tuvo 27 carros a lo largo de su vida y los compró con el esfuerzo de su trabajo; no aprendió a manejar porque su mamá no quiso que lo hiciese. Él pescó en Río Seco, en Zazárida y en La Vela de Coro, su hijo Gregorio era su chofer. Él era caritativo, buena gente; mi marido no tena hambre de nada, nunca fue mezquino. Si compraba 100 kg de pescado le regalaba 40 a los más necesitados. Cuando bebía y se pasaba de palos le daba por regalar casi todo el pescado.”

     “No olvidaré nunca lo que un cura me dijo: “Las almas al fallecer se rejuvenecen y se vuelven a encontrar, y que mi esposo está en el Cielo”. Mi marido les fiaba a los ambiciosos que eran duros de pagar, pero él decía que no importaba porque se los fiaba caro a esos malucos mala paga. Mi Fidel era enamorador, y tenía miedo que yo me enterara, pero en realidad él no era vagabundo, sino que las vagabundas eran ellas, que tenían las brevas en la frente. Él tuvo dos hijos fuera: uno de Rosa Amaya, llamado Felipe Amaya, él lo trajo de El Pico y yo lo conocí, del otro solo tuve noticias de que existía.”

     “Mi marido se desayunó, almorzó, y murió de forma repentina. Todos en el pueblo lo querían, no tuvo enemigos personales. A su velorio y entierro asistieron más de 800 personas”.

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