viernes, 23 de septiembre de 2022

DOÑA BETTY ENCARNACIÓN LEAL

 


Visita mi casa de Jayana todos los días doña Betty, junto con su nietecita Gorcelys, niña de 5 años de asombrosa inteligencia, quien impresiona con sus observaciones y respuestas. Doña Betty es una persona extremadamente servicial y trabajadora, ayuda a su prójimo de forma incondicional. Si uno se descuida, espontáneamente se pone a lavar la loza –a pesar de los regaños que le hacemos, ya que es una mujer de la tercera edad-, agarra una escoba y como ella dice, “en un santiamén” barre la sala: hay que quitarle la escoba casi a la fuerza. Es raro a quien no le haya hecho un favor en el sector “13 de Abril” de Jayana Sur, Municipio Bolivariano Los Taques, Paraguaná, donde vive.

Conocimos a Betty en la primera década del 2000. Tiene una memoria asombrosa, y recuerda y cuenta sus vivencias como si hubiesen sucedido hace poco. Posee abundante sabiduría popular y un buen repertorio de dichos y refranes; puede estar conversando más de una hora y está bien informada de todo lo que ocurre en su comunidad, en el país y en el planeta. Anda muy preocupada en estos momentos, porque el calor que padece por las fallas eléctricas de la planta termoeléctrica Josefa Camejo y las nubes de zancudos afectan a sus nietos.

         “Amiga Betty, ¿cómo está usted?” “Yo bien, gracias a Dios” “Me gustaría escribirle una crónica, para que sus descendientes: nietos, bisnietos y tataranietos tengan noticias de quién fue usted” “¡Por supuesto que sí, Muñoz!”

         “Le cuento que nací en Maracaibo el 25.03.1951. Mi papá se llamó Ramón Eduardo Cárdenas, y mi madrecita se llamaba María del Rosario Leal, de ascendencia wayuu. Recuerdo que mi abuela materna se llamaba Elvia Rosa Leal, y mi abuela paterna fue Ana Lucía Cárdenas; de mis abuelos tengo pocas noticias. DE mis hermanos le voy a nombrar a los que están vivos: Miriam Josefina Cárdenas; Emitza Margarita, Ana María, Rubén Antonio, Maite Coromoto, Edison Ramón y William José Leal. Son difuntos: Carmen Luisa y Mervin José Leal”

         “Estudié hasta tercer año de educación básica, profesor Muñoz. Desde muy joven trabajé en casa de familia y en restaurantes, ya que éramos una familia muy pobre y numerosa. Me uní en concubinato con José Jesús Benítez y vivimos tres años. Le parí tres hijos que ya descansan en paz, Dios los tiene en su Santa Gloria…” dijo con la voz quebrada por los sollozos. “No llores, amiga, Dios existe, por lo tanto los espíritus también; ten la plena certeza de que algún día los volverás a ver”. “Muñoz, es que yo no tuve suerte, traje al mundo otro hijo, que también es difunto y se llamó Juan Carlos “Chuchu” Leal, y todos ellos murieron jóvenes. Créame Muñoz, yo he sufrido mucho. Están conmigo Juan Carlos y Yacelys Carolina Coronel, cristianos evangélicos, y Yoandri José Leal, quien está lejos; todos ellos son muy trabajadores”.

         “Llevo viviendo en Paraguaná 40 años. Primero viví en Creolandia y luego me mudé a Jayana, donde ya tengo 20 años y me siento jayanera, mis hijos nacieron en Maracaibo pero se criaron aquí, yo fui madre y padre a la vez. Los saqué adelante sola, voy a la Iglesia Evangélica Pentecostal Unida. Mi hija por vía paterna es prima hermana del pastor Luis Marriaga –soldado de Cristo, quien predica la Palabra. Desde hace años soy chavista. Voté por el Comandante Chávez, por el Presidente Constitucional Nicolás Maduro Moros, por el doctor Pepe Iglesias y por la Licda. María Arcaya. Recibo mi pensión de la tercera edad y los bonos; además, sin bloqueo ni restricciones económicas estoy segura que hoy estaríamos bastante bien.”

         “Yo no odio a los opositores, ellos también son venezolanos. Me agrada cuando el Presidente Maduro nos invita a sembrar, cultivar la tierra, criar los animalitos y pescar. Mi familia necesita un préstamo para esos menesteres, pero no saben dónde acudir. Mi hija Yacelys es emprendedora, su marido recoge guacuco con otros compañeros y ella los vende; además crían ovejos y cabras. Yo en diciembre hago hallacas para comer en la casa y vender.”

         “Tengo nietos y bisnietos, niñas y niños que nacieron en el Municipio Bolivariano Los Taques. Ellos son: Yenifer, Yonni, Gorgelis, Gorcelys, Yemima, Claudia, Juan Carlos, Johan, Luismar, Angel Juan Carlos, Yamile, Víctor, Joangel y Yohanlis; y bisnietos: Andrus, Santiago, Roseilys, Nicol, Sebastián y Sofía”.

         “Por favor, doña Betty, cuénteme una historia fuera de lo común que le haya sucedido”. “Profesor Muñoz, cuando yo tenía 17 años me caí en un pozo, me fracturé un pie y me enyesaron, y además me lo corté. Cuando me quitaron los puntos no podía caminar de ninguna manera; pasó año y medio y yo sin poder andar: mi mamá tenía que cargarme, yo no podía afincar el pie. Le pedí con mucha fe a la Virgen de Chiquinquirá que me hiciera el milagro, y al poco tiempo empecé a mover el pie, a pisar de nuevo y caminé, y le llevé a la Basílica un piececito de oro a la Santísima Virgen María, Madre de Jesucristo.”

         “Me contaba mi mamá que María la Madre de Dios, cuando vivió en Tierra Santa, fue muy trabajadora: ayudaba a sus vecinos, a su tía, a su mamá; lavaba, fregaba la loza, arreglaba la ropa de su bebé y de su marido, barría su casa, cocinaba para su esposo y para toda su familia; iba al campo a sembrar trigo y luego a segar las espigas, que recogían en manojos y cargaban sobre sus hombros. También que cargaba el agua en un cántaro desde el pozo hasta su humilde vivienda, se sudaba y por supuesto tenía que bañarse; cantaba muy bonito y tenía unos deseos inmensos de ir a la escuela y aprender como lo hacían los rabinos, pero eso no lo permitía la Ley de Moisés porque era cosa de hombres.”

“Hoy las mujeres estudian. Son médicas, docentes, enfermeras, ingenieras, arquitectas, capitanas de aviones, azafatas, científicas, agricultoras, pescadoras, políticas, obreras, amas de casa y jefas de familia, escritoras, oficiales militares, soldadas y milicianas.”

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