Conocí a la señora Eulogia Elena Franco
Ventura por ser la madre de mi apreciada transcriptora, (posiblemente la mejor
que tiene Falcón) Olaya Hernández Franco. Doña Eulogia nació en Maicara,
municipio Falcón, el 11 de marzo de 1930, siendo la primera de los 7 hijos de
Eusebio Franco (San Luis, 15.12.1899) y María de Jesús Ventura (Maicara, 14.01.1904).
Desde su juventud fue maestra “de las de antes”, empírica y autodidacta; conocida
por su trabajo en El Román, Buena Vista y Punto Fijo como la Maestra Yoya, por
sus manos pasaron muchos niños y niñas que aprendieron a leer y escribir y
jóvenes que hoy son hombres y mujeres útiles a nuestra sociedad paraguanera.
Se casa la Maestra Yoya en el año 1955 con el profesor
Napoleón Hernández Sulbarán, persona de muy estimada recordación en el
municipio Los Taques por haber sido el segundo Director de la escuela primaria
de Los Taques, a principios de la década de los años 60. Procrearon 7 hijos,
cuatro varones (Osbert Anahel, Olbers Alfonso, Odín y Carlos David) y tres
hembras (Olaya, Orquídea y Edwigis), quienes a su vez les dieron 15 nietos y
(hasta la fecha) 4 bisnietos.
Me cuenta mi estimada colaboradora: “Mi mamá siempre fue persona
de mucha sensibilidad social, muy humanitaria y solidaria con todos; en mi casa
siempre había una amiga viviendo o pasando una temporada por tener necesidad de
ello. Esa misma sensibilidad la llevó a vivir muchas experiencias memorables;
por ejemplo, en los años 50 tuvo sus encontronazos con la policía por defender
a sus estudiantes, cuando llegaban a reclutarlos a las escuelas (recuerde que
Paraguaná era bastante rural en esos años, y se estilaba llevarse a los
muchachos en edad de servir a la Patria); también cuando iba a visitar a algún
amigo preso 'por cabeza caliente’ en Carirubana (durante la dictadura de
general Marcos Evangelista Pérez Jiménez), o cuando, ya en los tardíos años 70,
había huelgas estudiantiles: recuerdo que dejaba brincar la cerca del patio de
la casa a los muchachos perseguidos por la policía. No se le quedaba callada a
nadie, nunca perdía la compostura y no recuerdo haberle escuchado palabras
soeces, pero las causas justas las defendía con firmeza y sin miedo”.
Con el paso de los años, la Maestra Yoya se dedicó a sus
alumnos, a las labores del hogar, a ser la compañera fiel de su esposo por más
de 60 años y pilar fundamental de su familia, formando con amor, disciplina y
rectitud a sus hijos y a todos los niños que necesitaran orientación para leer,
escribir y formación en valores. “Mi mamá fue una mujer muy culta, leía de todo
y era muy celosa con nuestra educación. No había excusa para no estudiar o
faltar a clases”, me cuenta mi colaboradora y transcriptora Olaya.
Pero todo tiene su tiempo bajo el sol. Doña Yoya, con 86 años
recién cumplidos, cede a la hipertensión que la aquejó en los últimos años y
fallece la madrugada del día de San José del año 2016, en su casa de
habitación. Se va en paz esta excepcional mujer, llena de sabiduría y
chispeante personalidad, rodeada del cariño y los cuidados de su familia,
dejando un legado de amor y formación ciudadana.
“¿Sabe, profesor Muñoz
Freites? A los pocos días de partir mamá, mi papá continuaba muy desconsolado
por su pérdida. Estaba en su habitación leyendo algo, y vio una palabra que le
pareció extraña, mal escrita o algo así. Fue a buscar un diccionario, y al
abrirlo en una página al azar –para buscar la palabra en cuestión- cayó un
pedazo de papel, escrito por mi mamá hacía muchos años, que decía: ‘Napito, te
quiero mucho’. Imagínese el impacto que nos ocasionó ese mensaje. Pensamos que
ella sigue cerca de su casa y de la familia, y fue su manera de demostrarnos
que su amor continúa con nosotros, donde quiera que esté, que la vida no es
propiedad de la muerte, sino de los profundos sentimientos que le profesamos a
nuestros seres queridos: que quien amó incondicionalmente, no desaparece para
siempre”.
Gracias Profesor por esta deferencia. Mi familia y yo le estamos muy agradecidos.
ResponderEliminarAMIGA OLAYA USTED Y SU FAMILIA SON DE MI ALTA ESTIMA. MUÑOZ FREITES
ResponderEliminarQuerida Olaya desde luego me encanta muchísimo
ResponderEliminarMi abuela yoya era un diccionario botánico humano..una pisciana increíble...siempre tenía un comentario que te sacaba una risa incluso en contra de nuestra tristeza..ay yoya..te extraño..tu nieto Augusto..
ResponderEliminarSabias palabras para con Doña Yoya, buenos recuerdos y divertidas anécdotas con ella en su casa. Dios la tiene en su regazo
ResponderEliminarSaludos mi gran amiga Olaya, la Sra. Yoya fue una mujer ejemplar, sabia al dar muchos consejos.
ResponderEliminarTodavía conservo un adorno de cocina que nos regalo la última vez que viaje a Punto Fijo desde Maracaibo.
Saludos tambien a mi Comadre Orquidea.
Hugo Chen