sábado, 2 de junio de 2018

· EL CAPITALISTA SALVAJE ·


La sociedad capitalista se caracteriza por ser una estructura social y económica de explotación, dividida en clases sociales que se enfrentan impulsadas por profundos antagonismos, es pues el motor del mundo capitalista la lucha de clases. En el capitalismo, los trabajadores venden su fuerza de trabajo a los burgueses o propietarios de los medios de producción; la fuerza de trabajo se convierte en una mercancía, la cual al ser vendida por los obreros no es retribuida en su justo valor. Visto de manera sencilla, los obreros trabajan 8 horas diarias, pero solamente se les paga el valor de 3 y los burgueses, grandes delincuentes del capital le roban 5, a esta expropiación de un trabajo efectuado Carlos Marx le llama plusvalía.
En la sociedad capitalista, los explotados no tienen ningún control sobre sus vidas (alienación), su existencia la controlan las mercancías y los mecanismos de dominación y sometimiento del mercado y del Estado burgués, instrumento de opresión y represión que sólo sirve en última instancia para defender los intereses de la oligarquía, los ricos explotadores, aplastar y sojuzgar a los pobres y excluidos de siempre y generar burocracia y corrupción. He aquí las razones por las cuales debemos destruir el Estado burgués y sustituirlo por el Estado socialista, no basta con tener el gobierno.
La televisión y demás medios controlados por los burgueses constituyen uno de los cordones umbilicales del sistema capitalista, medios a través de los cuales invaden el espacio vital y la mente del pueblo, divulgando por todas partes los putrefactos y nauseabundos valores burgueses: el culto al único dios del capitalismo, el vil dinero, los deseos ávidos de ganancia, el interés egoísta, el amor propio, la traición, la indiferencia ante el dolor y sufrimiento del prójimo, la mentira, la envidia, el sectarismo, el individualismo, la malevolencia, la maledicencia, la cobardía, la violencia irracional, el desprecio a la vida, entre otros.
No olvidemos que el capitalismo se encuentra en su última fase, la imperialista, por lo tanto, los imperialistas yanquis y sus secuaces realizan guerras inmorales, cuyo impulso es la apropiación de las riquezas energéticas de los pueblos Estos bandidos, sin ningún miramiento, aplican el genocidio o aniquilamiento masivo de la población civil. Con la mayor impunidad bombardean con sus aviones objetivos no militares: barrios, poblados y ciudades, sembrando la muerte y la destrucción en los países invadidos, dejando una estela de masacre y matanza de ancianos, mujeres y niños.
En consecuencia, por una parte es necesario sustituir el modo de producción capitalista por el socialista, lo que transformará la sociedad burguesa de profundas desigualdades e injusticias en una sociedad de iguales condiciones para todos, sin ricos ni pobres, en una estructura social donde desaparezca para siempre la explotación del ser humano por sí mismo, donde haya una justa distribución del ingreso, ya que como dijo el profesor Elías Eljuri: “No es suficiente que tengamos un gobierno que aplique políticas con alto contenido social, que en realidad gobierne para mejorar las condiciones de vida de los pobres, excluidos y explotados; políticas esencialmente dirigidas al ser humano, mientras el 25% de los más ricos se siguen apropiando del 47% del ingreso nacional, por eso no podemos estar de ninguna manera satisfechos”.
Por esta razón, La Patria Socialista debe estar básicamente sustentada en una equitativa distribución de las riquezas para que impere la justicia social: empleo, vivienda, buena alimentación, salud, educación, deporte; en síntesis donde las condiciones materiales y espirituales de existencia generen el bienestar de todos. Lo que sin lugar a dudas permitirá que las masas de explotados obtengan su verdadera liberación; y por otra parte, es también necesario crear un nuevo orden económico que establezca un equilibrio justo en las relaciones entre las naciones, y por último cavar la tumba del capitalismo salvaje, insaciable, cruel, guerrerista y bandolero.

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