Estuve conversando con algunos taqueros y taqueras, y me dicen que mi difunto amigo Ramiro Jesús “Chucho” Díaz, el Eterno Cronista, taquense de pura cepa, quien amó a su Santa Cruz de Los Taques con genuino amor, e inclusive investigó y vivió el quehacer de la cotidianidad de los taquenses: las familias, usos, tradiciones y personajes notables de esta ciudad y municipio en su libro Los Taques, Geografía Humana, hace una descripción magistral de las Fiestas de Mayo.
Consideramos que en el Blog de Crónicas de la Oficina del Cronista del Municipio Bolivariano Los Taques se debe publicar lo que este ilustre cronista escribió sobre el tema. Sé que en el cielo donde se encuentra este insigne escritor le regocijará que cite lo que él publicó sobre las alegres festividades de su ciudad natal (página 52). Sin duda alguna, una tradición donde se ponen de manifiesto las herencias y costumbres de nuestra gente; pero más allá de ello, donde expresamos por medio de cantos, alabanzas y oraciones nuestra fe.
“La máxima expresión de tradición taquense está referida a las Fiestas de Mayo, destacando que no se tiene un registro exacto de sus inicios. El primer organizador fue Basilio Irausquín; muchos años después fueron los esposos José Álvarez e Írcida Falcón de Álvarez. Al fallecer José, cariñosamente llamado “Tíolai”, doña Írcida continuó con esta labor casi hasta su muerte. El valor religioso fue considerado el más importante, y el gran acontecimiento era la visita del obispo, procedente de Coro, y el sacerdote que venía de Pueblo Nuevo. Su estadía en la comunidad era de tal trascendencia que, para la preparación de las comidas que consumirían estos visitantes, contrataban a la señora Trina Hidalgo, que habitaba en Pueblo Nuevo y era famosa por la exquisitez de sus platos. Las festividades duraban aproximadamente ocho días. El obispo y el sacerdote solo venían para tal ocasión, por lo que se aprovechaba su presencia para realizar los bautizos, confirmaciones, primeras comuniones y matrimonios”.
“Desde el día primero de mayo la bahía se veía adornada con goletas, balandras y botes fondeados en las cristalinas aguas, e identificados con banderas. El repique de campanas empezaba el día dos de mayo, y esta actividad la realizó Heriberto Irausquín hasta que la salud se lo permitió. Posteriormente, fue sustituido por José Antero Quevedo y Teófilo Sánchez. Los fuegos artificiales y la Cruz los traían de Maracaibo por vía marítima, y los cohetes los fabricaba Juan Pío Díaz de Punta de Los Taques. El encendido de los mismos los realizaba Tomás Ortúñez en vísperas, el dos de mayo en la noche”.
“Los grupos musicales que amenizaban estas fiestas procedían de la parte oriental de la península de Paraguaná. Entre los más conocidos estaban los Hill y los Núñez. De estos, se recuerda a José María Hill (trompetista), Ramón Díaz (clarinetista), Servando Fierro (cuatrista), Neptalí Núñez (clarinetista), Magdaleno Núñez (violinista), Simeón Valdéz (maraquero), Rosendo Reyes (bombardino), Eleuterio “Tello” Díaz (clarinetista), Ramón Ilarreta (violinista), Segundo Ilarreta (cuatrista) y José Eugenio Ilarreta (violinista). Al paso del tiempo, doña Írcida contrató las agrupaciones Armonía y Alma Coriana, de Coro. Cuando se iban a iniciar las vísperas, doña Edelmira Gotopo, cubierta con un romantón, era la primera dama que bajaba montada en su mula, cuya silla adornaba con borlas de vistosos colores. Todavía se recuerda esta estampa”.
“Uno de los fotógrafos a quien más se
recuerda es Ramón “Monche” González, nativo de Villa Marina (Punta de Los
Taques). Ejerció este oficio por mucho tiempo; su cámara ya obsoleta por los
años se la donó al grupo Amigos de la
Danza, que dirige Adolfina Medina, quienes realizaban bailes en las casas
de Baldomero Falcón Quevedo (hoy Casa Parroquial), José Álvarez e Írcida de
Álvarez, y Miguel Salima, los cuales amenizaban los conjuntos contratados para
la fiesta. También en el sector La Playa, en la casa de Cornelio González, se
celebraban fiestas con auténtica música paraguanera, difundida por los
clarinetistas Silvestre Lanoy y Reducindo “Chindo” Medina, los violinistas
Ramón y Eugenio Ilarreta
acompañados por el cuatrista Jesús Ilarreta”.