martes, 16 de mayo de 2023

DOÑA ZORAIDA MARGARITA GUARDIA CASTRO DE CASTRO

 

“Profesor Muñoz, tengo 59 años. Nací el 4 de septiembre de 1964, en el Hospital “Dr. Carlos Diez del Ciervo” en Judibana, como muchos taqueros y taqueras, pero me crié en Santa Cruz de Los Taques. Mis padres fueron Pio de Jesús Guardia (QEPD) y Cecilia Castro de Guardia (QEPD). No recuerdo el nombre de mis abuelos, porque estaba muy pequeña cuando fallecieron. Mi esposo se llama Winder Hernán Castro García, quien era pariente de mi difunta madre. Tengo un hijo, Winder José Castro Guardia, y muchos sobrinos. Una prima a quien quiero mucho es la ingeniera Yoli Guardia, trabaja en la Alcaldía Bolivariana de Los Taques. Mis hermanas son Miriam, Nancy y Magaly (QEPD), mis hermanos se llaman Andrés Jesús, Yoel, Jorge Luis (QEPD) e Ismael (QEPD). Estudié la primaria en el Grupo Escolar Los Taques”.

“Mi primer empleo fue en una casa de familia, la de la señora Graciela Aguilar, en la Comunidad Cardón. Ella todavía está viva y es una persona caritativa y de buen corazón: después de mi santa madre, la mejor mujer que he conocido. Allí yo limpiaba, pasaba coleto y les daba comida a los perros, no hacía la comida porque la señora cocinaba para su marido e hijos; su esposo se llamaba Argenis Aguilar”.

“Yo conocí a mi marido en una fiesta, en la despedida de soltera de una amiga, en el club de un señor llamado Manuel Antonio Falcón, el Club Alianza si mal no recuerdo. En la actualidad, donde quedaba el Club se encuentra el supermercado Comercial Shun Jing, propiedad de unos ciudadanos chinos. En ese club bailamos toda la noche, yo estaba jovencita, y el muy pícaro no dejó de hablarme y enamorarme, tanto cuando bailábamos como cuando nos sentábamos a descansar. Menos mal que no fui con mi mamá, sino con unas amigas, porque mi madre era bastante brava y severa. Mi papá era muy bravo y de carácter fortísimo, castigaba a mis hermanos y hermanas con un rejo o mandador de cuero de ganado, pero a mí nunca me pegó porque yo corría muy duro y me escapaba”.

Local donde anteriormente estuvo el Club Alianza, en su tiempo el más importante de Santa Cruz de Los Taques.

"Profesor Muñoz, yo recuerdo que en una oportunidad, cuando vivía en casa de mi suegra, decían que salía un aparecido. Yo me burlaba de mi suegra y le decía que eran inventos de ella. Pero una noche que se fue la luz, yo estaba sola en el cuarto porque mi marido estaba trabajando en la Refinería de Amuay de la compañía Creole, y el espíritu habló conmigo y me dijo: ‘No tengas miedo’ y me agarró, y sentí una mano más fría que el hielo; yo casi me desmayo de los nervios, y me dijo: 'Aquí en el patio hay un entierro, un dinero que enterré y quiero que tú lo desentierres y te quedes con los cobres, y me mandes hacer una misa'.”

“El fantasma me salió dos veces, cada vez que lo veía terminaba yo sin sentido, no podía soportar el susto. Hablé con el padre en la Iglesia, y él sin pensarlo dos veces, me aconsejó que le mandara hacer una misa al difunto. Después, con los años, me pregunto cómo haría el sacerdote para pedirle al Señor Jesucristo por el eterno descanso del difunto, ya que no le sabíamos el nombre. El padre también fue a la casa, rezó y echó agua bendita. Después de la actuaciones del cura, más nunca me volvieron a espantar en casa de Ligia mi suegra (QEPD)".

¿En aquellos tiempos se iba la electricidad en Los Taques, doña Zoraida? “Sí, señor Muñoz, tanto como ahora”.

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