“En el año 2012 llegué a la Escuela
Primaria Bolivariana Jayana, donde actualmente me encuentro; he pasado por
todos los grados, teniendo la dicha de que mis niños y niñas me ven como su
segunda mamá. Mi orgullo son mis estudiantes y sus rostros de inocencia y paz
interior. Tuve la oportunidad de dar sexto grado y en el grupo tuve un muchacho
de 15 años que ya por tercera vez repetía, copiaba pero no sabía leer, era
tímido pero me fui ganando su confianza, pude darme cuenta que retenía
fácilmente cualquier información suministrada, así que realizaba unas
exposiciones bien presentadas y sus materiales de apoyo eran increíbles, hechos
por él mismo, tenía una creatividad; su madre una señora mayor, llegó un día y
con lágrimas en sus ojos me dio las gracias porque su hijo era otro, se sentía
importante, a diario le asignaba responsabilidades que lo hacían crecer. Fue
promovido y a los pocos meses me visito a la escuela y muy emocionado me dijo:
¡maestra, pasé todas las materias!, sentí que mi corazón se inflamaba de la
emoción al saber que algo hice por ese joven que en un momento se sintió
apartado".
"He tenido niños de fuerte comportamiento,
pero mi arma secreta esta en tener paciencia y mucho amor. Tengo la dicha de contar
con mucho amor y cariño para darles a mis estudiantes, soy conocida como la
maestra tierna para todos en la escuela”. Como lo hizo Bolívar, con el máximo
ejemplo de amor, representado en este pensamiento: “Ninguna pasión me ciega en
esta parte, y si para algo sirviera la pasión en juicios de la naturaleza,
sería para dar testimonio irrefragable de pureza y desprendimiento. Mi único
amor siempre ha sido el de la Patria; mi única ambición, su libertad”.
“La satisfacción en el amor individual
no puede lograrse, sin la capacidad de amar al prójimo”. Erich Fromm hace una
reflexión de amar con desprendimiento y sensibilidad; pues para él, la mayoría
de las personas por su cultura y esencia sienten que el amor es una mezcla
ligada entre popularidad y sex-appeal, pero no logran comprender que amar es
más que una apariencia física, y de buenos modales, y es que el amor es
indispensable para la vida, porque es un mecanismo que acciona la conducta y
trabaja la personalidad.
Pérez Esclarín comenta en su libro “Educar
es enseñar a amar”, que “el amor genera confianza y seguridad”; pues para un
niño debe ser importante percibir seguridad y confianza en la escuela, al lado
de un maestro sensible, respetuoso y motivador, ya que ésta creará un ambiente
de afecto mutuo entre estudiante y docente, como la mayor recompensa de amor y
alegría que se puede sentir en el alma; así como cuando una madre abraza a su
hijo tiernamente y le brinda gozo y alegría; pues obviamente cuando no se
conoce el amor se cae fácilmente en la tristeza y la soledad.
“Amo educar con amor y ternura y estoy
cada vez más convencida que el estudiante construye su propio aprendizaje a
partir de sus intereses” “y no en una pizarra”, puntualiza la maestra Rosmiry, “se
enseña y se aprende con el ejemplo, con amor, con educación de calidad, que
sensibilice al ser humano y que ayude a construir personalidades que promuevan
libertad de pensamiento y de expresión sincera, constructiva y honesta. Mis
experiencias profesionales, han sido muchas, he dejado huellas en cada espacio
de aprendizaje, y cada día mi libro de vida queda abierto a nuevas
transformaciones”.
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