Una historia llena de amor entre Rómulo Yajuris y Marian
Medina, dos seres que se amaron y lucharon por estar juntos, se complementó con
la llegada de su hija Rosmiry Chiquinquirá Yajuris Medina, cuyo nacimiento fue
complicado en el Hospital Calles Sierra de Punto Fijo, Falcón, el 23 de marzo
de 1989. Luego de 5 años nace su hermano Robin Israel; “debo confesar que sentí
muchos celos, pero me adapté y hoy le profeso inmenso amor”. Sus abuelos Ángel
Damián Medina y Chiquinquirá Gutiérrez (maternos) e Isaías Yajuris y Tomasa
Castro (paternos), los cuatro nacidos en pueblos pertenecientes a Churuguara, municipio
Federación del estado Falcón.
Nos cuenta la maestra Rosmiry: “Con cuidados y amor mis
padres me criaron, y a medida que crecía se iba definiendo mi personalidad.
Dice mi madre que fui muy madura para comprender cualquier situación. Desde los
dos años de edad me aprendía versículos de la Biblia para compartirlos en las
clases dominicales. Crecí en un hogar católico, sin embargo, mis abuelos
paternos cristianos evangélicos me llevaban a los cultos, donde me gustaba escuchar
la palabra del pastor. Por ello mi contacto con Dios ha sido especial”
“Cursé mis primeros estudios en la Unidad Educativa Padre
Víctor Iriarte “Fe y Alegría”, desde preescolar con mi maestra Omaira con su
pelo largo y negro. Me costó mucho adaptarme al primer grado, pero la maestra
Milegni Yagua era tan dulce que con el tiempo no quería faltar a la escuela,
actualmente siempre la veo y me siento orgullosa de seguir sus pasos. Mi
maestra de 2do, Gladys, quería que participara en todo, claro debo admitir que
bailaba muy bien. Mirelbis de tercer grado, fue muy cariñosa, lamentablemente
murió hace algunos años de cáncer”.
“Recuerdo claramente el rostro de mis compañeros siendo
niños, sobre todo el de Ana Luisa, quien tras un trágico accidente de moto
murió junto a su hermana; esa muerte hirió mucho mis sentimientos, pues era mi
amiga, nos vestíamos iguales, jugábamos, peleábamos y cumplíamos año casi el
mismo día, por eso nunca la olvidaré, quizá mi rendimiento académico bajó por
lo sucedido. En quinto grado, la maestra Kelida Reyes fue transcendental en mi
formación y junto a la maestra de sexto Gisela, explotaron mis cualidades de
dedicación, inteligencia, esmero y gran sensibilidad. Amé desde pequeña el
deporte y me prepararon físicamente para ser atleta en los juegos Internazaret”.
“Siempre demostré amor y respeto por la patria, de esta
manera representé a la escuela como Vicepresidenta de la Sociedad Bolivariana
Estudiantil, en la ponencia Regional de periódico mural, junto a mi amiga y
compañera María Altagracia Hidalgo; una experiencia enriquecedora que llenó de
orgullo a mi familia y profesores”.
“Otro momento inolvidable fueron mis quince años, ya que
era un sueño de niña bailar el vals junto a mi padre, hermano, abuelos, tíos,
primos y amigos. Con esfuerzo, mis padres prepararon una fiesta y me compraron
un hermoso vestido blanco; mis amigos más allegados me acompañaron en el vals,
y una pequeña reseña leída por mi profesora Delfina Roa esa noche llenó mi
corazón de alegría por tantas bendiciones recibidas”.
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