lunes, 20 de noviembre de 2017

· LA MAESTRA ROSMIRY (I) ·


Una historia llena de amor entre Rómulo Yajuris y Marian Medina, dos seres que se amaron y lucharon por estar juntos, se complementó con la llegada de su hija Rosmiry Chiquinquirá Yajuris Medina, cuyo nacimiento fue complicado en el Hospital Calles Sierra de Punto Fijo, Falcón, el 23 de marzo de 1989. Luego de 5 años nace su hermano Robin Israel; “debo confesar que sentí muchos celos, pero me adapté y hoy le profeso inmenso amor”. Sus abuelos Ángel Damián Medina y Chiquinquirá Gutiérrez (maternos) e Isaías Yajuris y Tomasa Castro (paternos), los cuatro nacidos en pueblos pertenecientes a Churuguara, municipio Federación del estado Falcón.
Nos cuenta la maestra Rosmiry: “Con cuidados y amor mis padres me criaron, y a medida que crecía se iba definiendo mi personalidad. Dice mi madre que fui muy madura para comprender cualquier situación. Desde los dos años de edad me aprendía versículos de la Biblia para compartirlos en las clases dominicales. Crecí en un hogar católico, sin embargo, mis abuelos paternos cristianos evangélicos me llevaban a los cultos, donde me gustaba escuchar la palabra del pastor. Por ello mi contacto con Dios ha sido especial”  
“Cursé mis primeros estudios en la Unidad Educativa Padre Víctor Iriarte “Fe y Alegría”, desde preescolar con mi maestra Omaira con su pelo largo y negro. Me costó mucho adaptarme al primer grado, pero la maestra Milegni Yagua era tan dulce que con el tiempo no quería faltar a la escuela, actualmente siempre la veo y me siento orgullosa de seguir sus pasos. Mi maestra de 2do, Gladys, quería que participara en todo, claro debo admitir que bailaba muy bien. Mirelbis de tercer grado, fue muy cariñosa, lamentablemente murió hace algunos años de cáncer”. 
“Recuerdo claramente el rostro de mis compañeros siendo niños, sobre todo el de Ana Luisa, quien tras un trágico accidente de moto murió junto a su hermana; esa muerte hirió mucho mis sentimientos, pues era mi amiga, nos vestíamos iguales, jugábamos, peleábamos y cumplíamos año casi el mismo día, por eso nunca la olvidaré, quizá mi rendimiento académico bajó por lo sucedido. En quinto grado, la maestra Kelida Reyes fue transcendental en mi formación y junto a la maestra de sexto Gisela, explotaron mis cualidades de dedicación, inteligencia, esmero y gran sensibilidad. Amé desde pequeña el deporte y me prepararon físicamente para ser atleta en los juegos Internazaret”.
“Siempre demostré amor y respeto por la patria, de esta manera representé a la escuela como Vicepresidenta de la Sociedad Bolivariana Estudiantil, en la ponencia Regional de periódico mural, junto a mi amiga y compañera María Altagracia Hidalgo; una experiencia enriquecedora que llenó de orgullo a mi familia y profesores”.
“Otro momento inolvidable fueron mis quince años, ya que era un sueño de niña bailar el vals junto a mi padre, hermano, abuelos, tíos, primos y amigos. Con esfuerzo, mis padres prepararon una fiesta y me compraron un hermoso vestido blanco; mis amigos más allegados me acompañaron en el vals, y una pequeña reseña leída por mi profesora Delfina Roa esa noche llenó mi corazón de alegría por tantas bendiciones recibidas”. 

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