lunes, 22 de enero de 2018

· ¿EL RELIGIOSO DEBE SER SOLTERO? ·

En cualquier país industrializado, no es raro encontrar el caso de un sacerdote católico que deja su ministerio para contraer matrimonio. La tendencia del clero latinoamericano es querer seguir a sus colegas europeos y estadounidenses, aunque hasta ahora, tal decisión es profundamente escondida, soterrada y sofrenada por todos los medios. Pienso que este es un problema personal al margen del intento que pretende encasillarlo dentro de un problema canónico.
Los creyentes de los países hispanoamericanos tienden a tener una visión mística del sacerdote, que no corresponde a la esencia humana del mismo (el mito es velar la realidad con el misterio). Para ellos, el celibato es parte esencial del “cura-mago”: hálito mágico que rodea a ese ser casi ángel, dotado de poder divino, digno de adoración por su capacidad de conjurar a los espíritus malignos. No importa que el cura incurra en pecado. La violación clandestina de la prohibición es consentida, celebrada y propiciada con humor negro.
Lo importante es que el cura no contraiga matrimonio, aunque tenga una concubina con cinco muchachos, como supuestamente, según las malas lenguas, ocurrió una vez con un obispo de Coro: lo que le importa a la gente es que sea distinto a los demás hombres, pero ningún ser humano puede ser distinto a otro en lo esencial; claro, los hay puros de corazón y los hay malvados, pero en fin, son hombres. El hecho que alguien no tenga familia no le hace bueno, ni más apto para el sacrificio incondicional por su prójimo. La soltería eclesiástica es relativamente nueva dentro de la Iglesia, comienza en la Alta Edad Media.
El celibato no fue practicado por los cristianos primitivos. Es arbitrario y poco riguroso tratar de fundamentarla en la vida de los apóstoles. Los pobres pescadores, predicadores y mártires que siguieron a Jesucristo eran casi todos casados. Aún más, Clemente de Alejandría, San Clemente, Padre de la Iglesia, sostuvo en el siglo II que ningún apóstol fue soltero. Era como encontrar un judío no circunciso. Cristo conocía muy bien las escrituras y reafirmó el ideal del Génesis: que la mujer y el hombre fueron creados el uno para el otro.
Un numeroso grupo de investigadores bíblicos serios dicen que los dieciocho años que pasaron entre la infancia y la vida pública de Jesús, tiempo silenciado en los Evangelios, cubre el período que la sociedad hebrea de aquella época destinaba al noviazgo y al casamiento. En los primeros heroicos siglos de la secta cristiana, siglos de mártires, el celibato no era obligatorio, ni siquiera funcionaba para los obispos. San Pablo opinó de este modo sobre el problema: “si alguien busca el cargo episcopal, desea una hermosa tarea; el obispo debe ser irreprochable, casado una sola vez, sobrio, ponderado, digno, hospitalario, capaz de enseñar, que no sea borracho ni pendenciero, sino conciliador, pacífico y desinteresado…” Por otra parte, Cristo condenó al fuego eterno del Infierno a los pederastas.
En 1123, en el Concilio de Letrán, el Papa Calixto II prohibió terminantemente a los eclesiásticos contraer matrimonio. Quedó desde entonces planteado uno de los problemas más delicados y controversiales de la iglesia católica: ¿Es el matrimonio del sacerdote algo impuro, un atentado contra Dios, o al contrario, un cura casado, conocedor de la problemática de la vida por la práctica vivencial misma, no poseerá mejor criterio, no ayudará más al mundo actual tan conflictivo, no estará más acorde con los designios del Creador?  Por último, no olvidemos que uno de los argumentos esgrimidos por Martín Lutero que produjo el cisma protestante, fue la necesidad de los religiosos de tener esposa. Según el monje alemán: “Cristo no le pidió a sus sacerdotes que fueran célibes”. A causa de éste y otros planteamientos del cura Lutero, más de 100 mil campesinos fueron asesinados, templos con todos sus feligreses reducidos a cenizas, miles de mujeres violadas y un número incontable de niños atravesados por las lanzas. 

1 comentario:

  1. La foto familiar corresponde al padre Alberto ex-sacerdote católico latino-quien daba misa y divulgaba el Evangelio- en TV, y por amor a su pareja se hace cristiano evangélico y contrae matrimonio, hoy se encuentra felizmente casado y educa a sus hijos y predica La Palabra, la Fe en Cristo y la práctica del bien y amor al prójimo.

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