En
Jayana vive un sargento jubilado de la policía de Falcón, con quien sostuve una
conversación. “Buenas tardes, sargento Ramírez, ¿cómo lo trata la sequía?”
“Rogándole a Dios y a las Ánimas de Guasare que llueva a cántaros, profesor
Muñoz Freites. Necesitamos que caigan unos fuertes chaparrones, pero sobre
todo, que llegue el agua por las tuberías”.
“Profesor,
antes de hablar de cualquier cosa, quiero aprovechar la oportunidad de enviarle
un mensaje al ciudadano Presidente Nicolás Maduro: yo soy jubilado, le
agradezco los aumentos a los trabajadores activos y jubilados, pero los
empresarios y los comerciantes no ha terminado usted de anunciar el aumento de
sueldos, cuando ya suben los precios, aún más, los precios de los artículos
regulados los aumentan todos los días, con decirle que todo lo que se vende en
las bodegas, abastos, mercados y farmacias cambia de precio diariamente como
por arte de magia”.
“Presidente,
congele todos los precios por Decreto Presidencial e implemente una medida que
permita que las medicinas para los niños y los hipertensos aparezcan y se
puedan comprar a precios razonables. El medicamento para la tensión no lo hay
en ningún expendio de medicinas, y esto me parece gravísimo, cualquiera se
puede morir de una subida de tensión”.
“Bien,
Ramírez, hábleme de su vida”. “Mi nombre es Ramón Antonio Ramírez Maldonado;
nací en Pueblo Nuevo, Paraguaná, el 27-12-1957, llevo viviendo en Jayana 22
años. Mis padres se llamaban Ricardo Ramírez Acosta e Hilda María Maldonado de
Ramírez; mi abuela fue Evangelista Acosta de Ramírez; mis hermanos se llaman -o
como le gusta a uno de ellos decir, ‘los llaman’-: José Gregorio, Ricardo Ramón,
Miriam Yudith, Josefina Antonia y Deisy del Carmen”.
“He
tenido dos uniones, la primera con María Teresa Oberto de Ramírez madre de mis
hijos: Eliezer Ramón, Daisy del Carmen y Yurianny Beatriz, todos Ramírez
Oberto. Luego me uní a Esther Margarita Díaz -natural de Los Taques- con quien
procreé a Eglymar, Estefhanny y Rosymar Ramírez Díaz; mi compañera antes de
conocerme tuvo 2 hijos, Roberto Ramón y Silmary Esther Aldama Díaz. Todos mis
hijos nacieron en el Centro de Salud de Judibana. Mis nietos son Alexander
Ramírez, María Alejandra, Yuleixy, Mariana, Jeanpier, Ramier, Yufreiny Ramírez,
Roberto Damián, Los Ángeles Kamila, Miriam Esther Aldama Tineo y Romina de Los
Ángeles Tineo, Carmen y Kael Ramírez, Roberto Indunglas y Ashley Guevara, Jorge,
Antonella, Rosielyz y Elizabeth Ramírez”.
“Obtuve
el 6º grado en la Escuela Básica 23 de Enero, Punto Fijo y saqué el 3er año en
el servicio militar 1977-1978. Mi primer empleo fue como ayudante de panadero
en la panadería Las Mercedes, trabajé en las panaderías Jacinto Lara, y Yocoima,
entre otras y aprendí a hacer pan, soy maestro en masa. Dejé la panadería e
ingresé en las FFAAP de Falcón como agente efectivo en 1979, obtuve el grado de
Sargento Mayor y fui jubilado como Supervisor Jefe; volví a trabajar como
panadero en la panadería El Palacio del Pan en Judibana. Me siento orgulloso de
afirmar que nunca usé mi arma de reglamento para darle un tiro a alguien; no
tengo enemigos personales, no abusé de mi condición de policía y de la fe
púbica, en los lugares que trabajé me distinguí por combatir la delincuencia y por
mi honestidad”.
“Destacado
en Tucacas en 1989, unos delincuentes asaltaron una joyería en Mirimire y los
perseguía la GN. Nos pasaron la novedad, visualizamos el vehículo, les
atravesamos la patrulla en la carretera; les dimos la voz de alto, abrieron
fuego contra nosotros y fui herido de dos disparos, en una pierna y en un
brazo; sin embargo, los capturamos.
Una
situación extraña que me ocurrió fue cuando me quedé accidentado, se le
descargó totalmente la batería al carro; nadie se detenía, caminé hasta las
Ánimas de Guasare, les rogué con fe, retorné y para mi sorpresa el automóvil
prendió como un yesquero”.
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