Hay un quehacer de la
especie pensante tan antiguo como ella misma, que es la transmisión de
generación en generación de lo que se sabe acerca del mundo, y de las
diferentes formas de transformarlo. El conocimiento es acumulativo e histórico;
el proceso de creación de nuevas ideas científicas y su concreción práctica,
como también el pleno dominio de los signos y símbolos del lenguaje, implican
la producción y reproducción de otras ideas ya creadas.
Pero no basta con que el niño adquiera la
instrucción en el estricto sentido de esta palabra: es necesario educarlo tanto
en el seno del hogar como en la institución escolar, amén del mensaje que
recibe a través del maléfico intruso deformador de conciencias, el vil ombligo
del sistema, el televisor, que transfiere los valores y, por calamidad, también
los antivalores de la sociedad. Es decir, hacer al infante “persona humana”
entre comillas, por supuesto; adaptarlo, por ahora y por desgracia, a la
estructura social burguesa, al introyectarle en su mente toda la escala de
realidades abstractas sean sociales, éticas, filosóficas, económicas,
políticas, ideológicas, entre otras, de la malévola sociedad capitalista; donde
los seres humanos terminan siendo esclavos de la egolatría, la hipocresía, el
individualismo, el lucro, la usura, la especulación, la ganancia y la
indiferencia ante el dolor ajeno.
Presidentes de la República, ministros, militares,
curas, pastores, gobernadores, senadores, diputados, jueces, obispos,
periodistas, alcaldes, concejales, rectores, científicos, artistas, poetas,
filósofos, profesionales en general y el sufrido y explotado pueblo fueron
iniciados en el conocer sistemático y rescatados de las tinieblas de la
ignorancia; aprendieron a leer, escribir, sumar, restar, multiplicar y dividir,
y se socializaron cuando eran niños gracias al empeño y tenacidad del docente;
la educación debe convertirse en una modalidad del combate popular por una
existencia mejor, que le abra los ojos a los explotados de siempre, para que
entiendan su situación de injusticia y de una vez se decidan a cambiarla.
Cito una publicación de unos docentes: “El
Grupo Escolar Los Taques se construyó en el año 1959, en el terreno donde
estaba ubicado el pozo de los Millanos, en el sector El Cerro por gestión de
representantes de la Junta Comunal, durante el Plan de Emergencia de la Junta
de Gobierno dirigida por el contralmirante Wolfgang Larrazábal. Fue inaugurada
el 15 de octubre de ese mismo año, con una matrícula inicial de 400 alumnos,
siendo su primer Director el maestro Julio César Parra, con un equipo de
trabajo formado por un secretario y catorce docentes”.
“En el año 1974 pasa a
ser Escuela Básica Los Taques, con la creación del Jardín de Infancia Los
Taques. Año tras año, la matrícula de alumnos se ha ido incrementando al igual
que la cantidad de docentes. Esta escuela estuvo dirigida por destacados
profesores como Napoleón Hernández Sulbarán, Maggena de Mindiola, Adelaida
Elbittar de García, Cristina Margarita Primera de Díaz y Maria Henrich
Henrich”.
“La Institución fue
también dirigida por la profesora Nancy Díaz Lucena, quien asumió la Dirección
en 1994, y estuvo acompañada en sus funciones por la Licenciada Dina Dora
Medina, Subdirectora de Educación Inicial y la Profesora Emilia Coromoto
Henriche, Subdirectora de Educación Básica. En el 2008, se encontraba como
Directora encargada la Licenciada Elizabeth Sánchez de Achue, como Subdirectora
de Educación Inicial la Licenciada Emilia Díaz Colina y como Asesora Pedagógica
Ana Marín de Díaz, y la Licenciada Nivia de Guardia como Coordinadora del
Programa de Alimentación Escolar Bolivariano. Luego la profesora Emilia
Henriche sería Directora de la Institución”.
Honorables y respetados lectores donde dice senadores debe decir ex-senadores, les agradezco disculpen el error.
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