miércoles, 4 de julio de 2018

LA MAFIA SINDICAL


En esta fecha de 2018, en La Crónica Taquense publico un ensayo corto que escribí el 18-05-1993 donde expresaba: No pretendo escribir sobre la corrupción de los directivos de la CTV, ni de los asaltos a las arcas del Banco de los Trabajadores (BTV), de su colapso y reflote con dineros públicos para que una pandilla de mafiosos lo volviese a hundir con una estafa tan desvergonzada como torpe; tampoco quiero hablar de las otras pintorescas raterías cometidas por estos mafiosos (apartamentos de lujo y quintas en el Este de Caracas pagados con dineros del saqueo del mencionado banco, barraganas, viajes, automóviles de último modelo, trajes y zapatos de marca, entre otros), lo que motivó un atentado contra el capo de esta central de trabajadores, Antonio Ríos.
No me interesa reseñar estos hechos, lo que por la catadura de los implicados correspondería a reporteros policiales; más bien deseo participar en la relativa discusión que estos sucesos han generado en torno a la situación del sindicalismo venezolano, debate que en su mayor parte ha sido una coartada politiquera de los partidos del status y sus socios menores, tratando de evitar cualquier crítica profunda o la mínima acción reformadora contra las lacras que comandan al podrido aparato cetevista.
Las décadas de los 80 y 90 fueron mortales para el sindicalismo tradicional en el país, y muy en especial después del 27-F y el 4-F, las 3 pequeñas centrales obreras: CODESA, CGT -procopeyanos-, y CUTV del Partido Comunista, prácticamente desaparecieron.
La misma CTV quedó en una situación muy difícil respecto a su representatividad real, ya que hoy si acaso el 15% de los asalariados venezolanos está afiliado a un gremio sindical, y todo el que sepa algo de las organizaciones obreras existentes conoce lo “chimbo” de muy buena parte de esas “afiliaciones”, así como la vil farsa de casi todos los comicios sindicales “made in Venezuela”, impregnados de fraude y más fraude: las elecciones de los sindicatos son un mecanismo tan desprestigiado, que ya muchos gánsteres del medio cetevista ni se ocupan de efectuarlas.
Con todo y el apoyo chantajista que los gobiernos puntofijistas han dado a la mafia cetevista contra toda insurgencia laboral independiente, más de un tercio de los sindicatos legalizados no se vincula con ninguna central obrera. Pero este potencial de autonomía se ve limitado en mil modos para su desarrollo, y apenas algunas excepciones han evitado la sordidez que hoy impera en el mundo laboral. Es el caso del movimiento Matancero, de nuestro condiscípulo de la Escuela de Filosofía UCV Alfredo Maneiro, y otros pequeños grupos de activistas obreros consecuentes, que han incrementado su influencia en años recientes gracias a prácticas por ahora honestas, diametralmente opuestas a las de sus desgastados adversarios corruptos partidistas. A estas fuerzas emergentes se les plantea el problema de qué hacer frente a la CTV corrupta.
En lo inmediato, nada parece indicar que la onda de estos grupos emergentes sea la alcahuetería tradicional, que baila al son del buró sindical del partido de gobierno, cuya única misión fue y es defender en los conflictos laborales los intereses de los empresarios insaciables, ambiciosos y crueles, así que presumimos la honradez de la denuncia de estos grupos contra la burocracia cetevista, y de sus reclamos por una auténtica democracia sindical que defienda realmente los intereses de los trabajadores y no de los patronos.
Pero el asunto es: ¿cabe pedir democracia en una institución visceralmente plagada de vicios de corruptela como la CTV, después de 44 años de autocrático control socialdemócrata? No creemos que la respuesta sea fácil: el sindicalismo autónomo, clasista y honrado, por el cual luchamos todos, no va a surgir simplemente de la crítica, sino de la destrucción del corrupto armatoste que es hoy la CTV. Si se destruye es para construir algo mejor y distinto, así lo dicta la vieja máxima organizativa. Sin discusión, son los obreros los llamados a borrar del mapa político a los mafiosos bandidos cetevistas”. 

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