Desde
hace mucho tiempo me había planteado por norte escribir sobre el cronista de
Punto Fijo. Polifacético escritor, ya que es cronista, poeta, dramaturgo,
periodista y administrador. Guillermo de León Calles, junto con el recordado
Rafael González Estaba -que en paz descanse-, sin lugar a dudas, constituyen
dos personajes notables de Paraguaná. Ellos no nacieron en la península, pero
tendrán siempre peso y presencia en la memoria histórica de los oriundos de
estas tierras. Uno es natural de Pedregal, estado Falcón y el otro nació en la
isla de Margarita.
El
cronista poeta vino al mundo el 17 de septiembre de 1943, hijo de Carmen Calles
y de Maximiliano de León Medina. Ha recibido, entre muchos otros, los
siguientes títulos honoríficos: Doctor Honoris Causa por la Universidad De
Falcón; Doctor Honoris Causa por la Universidad Nacional Experimental de Yaracuy;
Hijo Ilustre de Pedregal; Hijo Ilustre de Punto Fijo; Patrimonio Cultural
Viviente del municipio Carirubana y Venezolano Ilustre. Fue postulado al premio Príncipe de Asturias por La Universidad
del Zulia, la Federación de Ateneos de Venezuela y los Ayuntamientos de La
Palma y Fuerteventura, España.
Estudió la Primaria en la Escuela Fabio Manuel
Chirinos de Pedregal, en el Grupo Escolar Juan Crisóstomo Falcón de Coro, y en
el Grupo Escolar Carlos Delgado Chalbaud de Punto Fijo; la Secundaria, en los
institutos San Rafael, Fermín Toro y en el Liceo Mariano de Talavera; y a nivel
universitario, se matriculó en la Universidad del Zulia, LUZ, de donde egresó como
Administrador, y también cursó Dramaturgia en Caracas, con el maestro Luis
Peraza.
Ejerció la docencia en el núcleo Punto Fijo de la
Universidad del Zulia, LUZ; fundó y dirigió el Ateneo de Punto Fijo; asesoró el
Consejo Nacional de la Cultura, CONAC y el Instituto Cultural del Estado Falcón,
INCUDEF; docente en el Liceo Alejandro Petión de Punta Cardón; trabajó en la
Casa Cultural de Santa Ana; presidente de la Corporación Mariano de Talavera;
representante de la Asociación de Cronistas de Venezuela ante la Unesco;
director de Cultura de la Universidad De Falcón, UDEFA, Punto Fijo; y director
de la Comisión Permanente de los Directores de la Cultura de las Universidades
de Venezuela.
Militó en el partido socialista Movimiento
Electoral del Pueblo, MEP, y se destacó como entusiasta seguidor del Maestro Prieto
Figueroa. Trabajó como redactor del Diario Médano y como corresponsal de Panorama
y El Nacional. Y como si fuera poco lo que ya he dicho sobre este ilustre
falconiano, agregaré que obtuvo el Premio Internacional de Poesía Simón Bolívar
(1983); y el Premio Latinoamericano de Poesía en el XI Festival Mundial de la
Juventud y los Estudiantes de La Habana, Cuba. Miembro de la Academia
Venezolana de la Lengua.
Escribió
acerca de Guillermo León Calles en su Bitácora Literaria el cronista de San
Felipe, estado Yaracuy, Raúl Freytez: “Más de 20 obras literarias
confirman su pasión y dominio de la crónica, las letras y la literatura: La piedra no está hecha de piedra
(1974); El canto de Bolívar (1983); Los
dientes están demás (1976); Cantos
para arrullar abuelos (1983); La
llovizna del turupial (1985); Palabra
de honor (1986); Memorias de un Punto
Fijo (1987); Relatos de mi otra infancia
(1989); Vuelto ebrio (1991); La esquina de Pablo (1993); Punto Fijo 1994 (1994); Campo Shell (1995); El mar nuestro de
cada día (1998); Paraguaná un milagro de Dios (2000); Medio siglo de superación (2001); Cuentos de tío Memo (2001); Íntimo
firmamento (2003); De perfil y de
frente (2005) y Con letra de imprenta
(2005).
Y aún hay mucho que comentar
sobre este compatriota acaudalado de virtudes, pero es mejor que sean sus
letras las que hablen por él.”
“Sucedió en el Aula Magna ‘Monseñor
Salvador Montes de Oca’, del Seminario Nuestra Señora del Socorro, en el
municipio San Diego del estado Carabobo, durante mi ponencia relacionada al Reencuentro con la Campana de la Iglesia
Matriz de San Felipe, que presenté ante los custodios de la identidad
del país en la Cuadragésima Tercera Convención Nacional de Cronistas Oficiales
de Venezuela (ANCOV), realizada en esa ciudad del 3 al 5 de septiembre de 2015,
para homenajear a Mary Acuña Parra, Cronista Oficial de Montalbán, reconocida
como la decana de los guardianes de la memoria nacional.
“Se pueden imaginar entonces,
queridos lectores, el honor de encontrarme en la memoria del Dr. Guillermo De
León Calles y sus recuerdos volcados en esa hermosa prosa literaria, que, según
sus propias frases, de mí dijo: “(…) este protector de alegrías y nostalgias de
los sanfelipeños, (…)”, en la obra que tituló: DIN
DON.
“Recostada
sobre su indeseado silencio, allá al final de la complicada escalinata, en
donde el tiempo ha sido el encargado de desvestirle su luminosidad, está la
campana, que secularmente perteneció a la iglesia Matriz de San Felipe. Raúl
Freytez, un milagro viviente, es el encargado de recibir la bendición que el
bronce entre los óxidos le imparte, cuando al final del campanario de lo que
representa la augusta Catedral, comienza ella a mostrarle sus códigos aún no
reinterpretados, que se aproximan a una data fraguada en los remotos hornos de
allende los mares”.
“Él,
el Cronista Oficial de la capital yaracuyana, se propuso no complacer a su
debido descanso, determinado por entonces por su vulnerable salud, y decidió
emprender el camino del rescate en la Catedral que suplantó al templo
traumáticamente desvanecido, que el respetado y admirado colega soñó siempre
con eso, con rescatarle su respirar sonoro y reanudar, a través de los
recuerdos de los ancianos que difundieron su cantarina voz metálica, la plenitud
de su existencia, hasta llegar a retocarlas con sus manos las cuales llevarían
a redefinir la memoria de su ciudad fluvial y montañosa”.
“El
relato de este protector de alegrías y nostalgias de los sanfelipeños contiene
pasión y razón pura, emociones encontradas entre su fervor por la ubicación
definitiva de la campana, y tal vez por el contrapeso forjado por el pesimismo
de quienes se inscribieron en la riesgosa noción de lograr lo imposible”.
“La
narración de este desbordamiento vocacional fue expuesta con énfasis religioso,
con una voz que le surgía más del alma que de la garganta, en la Convención
Nacional de Cronistas, de por medio el Seminario de San Diego, realizada en la
capital carabobeña porque él, quien ha hecho de la crónica un ejercicio vital,
la iba colocando en su palabra prestada a la vehemencia y la centraba en los
tiempos en que ella convocaba a las misas de las abuelas, y lamentablemente con
sus redobles a los dioses”.
“Justificamos
el ascenso de Raúl Freytez, hasta donde la campana sufría un destierro en su
misma tierra. Lo que si entendimos totalmente fue el abrazo resguardador de la
memoria de su pueblo desde el fondo de su corazón palpitante en el claro
repicar de su campana”.
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