El 08-08-2019, unos jóvenes
cristianos católicos enviaron a mi correo la interesante reflexión del Padre
Numa Molina, y me solicitaron que la publicase en el blog del Cronista Oficial del
municipio Los Taques. Siendo este medio no sólo un órgano recopilador de
crónicas, sino también divulgador de ideas y acciones del acontecer histórico,
procedo pues a su publicación. Pienso que las críticas constructivas fortalecen
a la sociedad venezolana, y las que hasta ahora ha realizado el sacerdote
Molina llevan esa finalidad, pero son las generaciones futuras las que darán su
última palabra.
Gracias al bloqueo
económico, mis manos y mi pierna derecha no han podido ser operadas de nuevo.
Mis manos son mis instrumentos de trabajo. Aquejado por fuertes dolores, grito
a voz en cuello: ¡No more, Trump! ¡Saca tus manos de Venezuela!, La planta
eléctrica del quirófano del CRI de Campo Claro, Barcelona se quemó con el
apagón del último ataque electromagnético. Mi operación tiene que ser realizada
en un hospital grande, quiero tener habilitadas mis manos para empuñar un fusil
si es necesario en defensa de la Patria o cultivar en el patio de mi casa. Dios
es Grande y Todopoderoso, y estoy seguro que hará que este mensaje llegue a
oídos del Presidente Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela,
Nicolás Maduro Moros. ¡Dios no ha muerto, Dios no nos abandona! La Divina
Providencia es nuestro norte. ¡Viva la Patria! ¡Aquí no se rinde nadie!. He
aquí el relato, estimados lectores.
“Una de las peores
crisis que le puede sobrevenir a un pueblo se da cuando sus miembros pierden la
comprensión y el asombro ante el problema del hermano; el otro, la otra deja de
ser su hermano, ya no le duele, fraternidad en crisis. Eso lo estamos
percibiendo en este momento en Venezuela. Y no llegó esta virosis social con la
guerra económica, ni con el bloqueo, sino que estaba antes. La codicia por
tener muchos bienes de servicios innecesarios y el individualismo generado por
la filosofía del mercado llenan la psiquis humana de parásitos que se
convierten en caldo de cultivo para que aflore la indeseable cultura de la indolencia”.
“No me duelen los
problemas sociales; pero tampoco me duele el desmantelamiento de las
instituciones que están para resolver esos problemas. El Presidente Nicolás
Maduro la resaltó durante su discurso de juramentación ante el Tribunal Supremo
como una de las lacras sociales a eliminar. El tema se mantuvo uno tres días en
los medios y luego lo desaparecieron. No se le mencionó más. La indolencia es
lo cotidiano”.
“Con certeza puedo
afirmar que no hay un solo día en que no me encuentre en la calle, en las
instituciones públicas o privadas con un caso de indolencia. Hace unos días una
madre desesperada en Mérida me entregó una dolorosa carta en donde me narra cómo
le robaron su bebé de horas de nacido el 04 de julio pasado en el Instituto
Autónomo Hospital Universitario de Los Andes, en Mérida (IAHULA), y hasta ahora
nadie se siente tocado por el dolor de una madre campesina, huérfana de
justicia. Según ella solo el CICPC acudió y privó de libertad a los sospechosos
mientras que después una juez indolente los dejó libres. Indolencia siempre
indolencia, cuando ni el director del (IAHULA), ni el Fiscal Superior de
Mérida, ni el Delegado por la Defensoría del Pueblo en el estado han tenido la
más mínima sensibilidad para reaccionar ante el dolor de una familia que, cada
semana, baja de la montaña a llorar la memoria de Gael Isaac, su recién nacido”.
“En esa misma línea
reflexiva, encuentro funcionarios medios y altos en el gobierno que no cumplen
con su tarea encomendada a favor del pueblo por indolentes que son. Concha dura
los llamo yo, gente sin afectos, a quienes la miseria del otro ni les roza la
piel. Indolente es igualmente la empresa privada, que usa los alimentos como
arma de guerra para acorralar a un pueblo. Pero más indolente es aquel
funcionario de salud que desmantela los anaqueles de la farmacia de su hospital
para llevarse los medicamentos a su clínica privada o para venderlos en el
mercado sucio”.
“Indolencia pecaminosa
hay en aquel o aquella que se dice cristiano y no le importa el sufrimiento del
otro, pasa de largo como el sacerdote y el levita de la parábola del Buen Samaritano.
Indolente quien genera burocracia para complicarle la vida a la gente.
Indolentes somos cuando la mediocridad y la pereza nos ganan la pelea y
terminamos haciendo cosas a medias, servicios a medias y caridades a medias. No
podemos permitir que avance esta cultura indolente generadora de tedio y de
muerte.”
“Por ejemplo, ¿cuándo
el Fiscal Superior de Mérida Camilo Bastos y el Defensor del Pueblo José Luis
Colmenares, que deberían ser maestros en sensibilidad, dejarán que un instante
de cordura cristiana toque su corazón y se decidan a escuchar a la familia
campesina de Gael Isaac, recién nacido que no alcanzó a disfrutar del calor
insustituible de su mamá? Gabriela, la madre del carajito, dice: ‘Por las
tardes cuando mi lactancia empieza a salir sé que es la voz de mi pequeño’. ¿Es
que acaso esta tragedia familiar todavía no le dice nada a unos seres humanos
que tienen la tarea de administrar la justicia?
Indolencia, solo
indolencia encuentro por todas partes; razón tiene el Presidente Maduro al mencionarla
como lacra social. Pero la mediática y los organismos lo callan y callan
aquellos ministros mediocres que no viven para el pueblo que los eligió, y
callan aquellos ministros del altar que, por llegar temprano al templo, dejan
al herido en la cuneta justificando su indolencia con un culto. Callan todos,
pareciera que es mala costumbre mencionar la soga en casa del ahorcado”.
“Seguiré denunciando la
indolencia donde quiera que la encuentre porque hace demasiado daño. Es mentira
que con indolencia se podrá hacer revolución. Lo que más lejos está de un
corazón revolucionario es la insensibilidad ante el sufrimiento de la gente. No
dejes que termine el día sin haberte examinado cómo están tus niveles de
sensibilidad y su grado de compromiso a favor de los que más sufren. Ánimo, en
lugar de la indolencia coloquemos el amor y la pasión por hacer las cosas bien”.
Si como no, los gringos hicieron todo.
ResponderEliminarEl bloqueo económico del imperialismo es terrible, pero más terrible es la especulación de los empresarios y comerciantes
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