martes, 13 de agosto de 2019

· LA INDOLENCIA COMO LACRA SOCIAL ·


El 08-08-2019, unos jóvenes cristianos católicos enviaron a mi correo la interesante reflexión del Padre Numa Molina, y me solicitaron que la publicase en el blog del Cronista Oficial del municipio Los Taques. Siendo este medio no sólo un órgano recopilador de crónicas, sino también divulgador de ideas y acciones del acontecer histórico, procedo pues a su publicación. Pienso que las críticas constructivas fortalecen a la sociedad venezolana, y las que hasta ahora ha realizado el sacerdote Molina llevan esa finalidad, pero son las generaciones futuras las que darán su última palabra.
Gracias al bloqueo económico, mis manos y mi pierna derecha no han podido ser operadas de nuevo. Mis manos son mis instrumentos de trabajo. Aquejado por fuertes dolores, grito a voz en cuello: ¡No more, Trump! ¡Saca tus manos de Venezuela!, La planta eléctrica del quirófano del CRI de Campo Claro, Barcelona se quemó con el apagón del último ataque electromagnético. Mi operación tiene que ser realizada en un hospital grande, quiero tener habilitadas mis manos para empuñar un fusil si es necesario en defensa de la Patria o cultivar en el patio de mi casa. Dios es Grande y Todopoderoso, y estoy seguro que hará que este mensaje llegue a oídos del Presidente Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros. ¡Dios no ha muerto, Dios no nos abandona! La Divina Providencia es nuestro norte. ¡Viva la Patria! ¡Aquí no se rinde nadie!. He aquí el relato, estimados lectores.
“Una de las peores crisis que le puede sobrevenir a un pueblo se da cuando sus miembros pierden la comprensión y el asombro ante el problema del hermano; el otro, la otra deja de ser su hermano, ya no le duele, fraternidad en crisis. Eso lo estamos percibiendo en este momento en Venezuela. Y no llegó esta virosis social con la guerra económica, ni con el bloqueo, sino que estaba antes. La codicia por tener muchos bienes de servicios innecesarios y el individualismo generado por la filosofía del mercado llenan la psiquis humana de parásitos que se convierten en caldo de cultivo para que aflore la indeseable cultura de la indolencia”.
“No me duelen los problemas sociales; pero tampoco me duele el desmantelamiento de las instituciones que están para resolver esos problemas. El Presidente Nicolás Maduro la resaltó durante su discurso de juramentación ante el Tribunal Supremo como una de las lacras sociales a eliminar. El tema se mantuvo uno tres días en los medios y luego lo desaparecieron. No se le mencionó más. La indolencia es lo cotidiano”.
“Con certeza puedo afirmar que no hay un solo día en que no me encuentre en la calle, en las instituciones públicas o privadas con un caso de indolencia. Hace unos días una madre desesperada en Mérida me entregó una dolorosa carta en donde me narra cómo le robaron su bebé de horas de nacido el 04 de julio pasado en el Instituto Autónomo Hospital Universitario de Los Andes, en Mérida (IAHULA), y hasta ahora nadie se siente tocado por el dolor de una madre campesina, huérfana de justicia. Según ella solo el CICPC acudió y privó de libertad a los sospechosos mientras que después una juez indolente los dejó libres. Indolencia siempre indolencia, cuando ni el director del (IAHULA), ni el Fiscal Superior de Mérida, ni el Delegado por la Defensoría del Pueblo en el estado han tenido la más mínima sensibilidad para reaccionar ante el dolor de una familia que, cada semana, baja de la montaña a llorar la memoria de Gael Isaac, su recién nacido”.
“En esa misma línea reflexiva, encuentro funcionarios medios y altos en el gobierno que no cumplen con su tarea encomendada a favor del pueblo por indolentes que son. Concha dura los llamo yo, gente sin afectos, a quienes la miseria del otro ni les roza la piel. Indolente es igualmente la empresa privada, que usa los alimentos como arma de guerra para acorralar a un pueblo. Pero más indolente es aquel funcionario de salud que desmantela los anaqueles de la farmacia de su hospital para llevarse los medicamentos a su clínica privada o para venderlos en el mercado sucio”.
“Indolencia pecaminosa hay en aquel o aquella que se dice cristiano y no le importa el sufrimiento del otro, pasa de largo como el sacerdote y el levita de la parábola del Buen Samaritano. Indolente quien genera burocracia para complicarle la vida a la gente. Indolentes somos cuando la mediocridad y la pereza nos ganan la pelea y terminamos haciendo cosas a medias, servicios a medias y caridades a medias. No podemos permitir que avance esta cultura indolente generadora de tedio y de muerte.”
“Por ejemplo, ¿cuándo el Fiscal Superior de Mérida Camilo Bastos y el Defensor del Pueblo José Luis Colmenares, que deberían ser maestros en sensibilidad, dejarán que un instante de cordura cristiana toque su corazón y se decidan a escuchar a la familia campesina de Gael Isaac, recién nacido que no alcanzó a disfrutar del calor insustituible de su mamá? Gabriela, la madre del carajito, dice: ‘Por las tardes cuando mi lactancia empieza a salir sé que es la voz de mi pequeño’. ¿Es que acaso esta tragedia familiar todavía no le dice nada a unos seres humanos que tienen la tarea de administrar la justicia?
Indolencia, solo indolencia encuentro por todas partes; razón tiene el Presidente Maduro al mencionarla como lacra social. Pero la mediática y los organismos lo callan y callan aquellos ministros mediocres que no viven para el pueblo que los eligió, y callan aquellos ministros del altar que, por llegar temprano al templo, dejan al herido en la cuneta justificando su indolencia con un culto. Callan todos, pareciera que es mala costumbre mencionar la soga en casa del ahorcado”.
“Seguiré denunciando la indolencia donde quiera que la encuentre porque hace demasiado daño. Es mentira que con indolencia se podrá hacer revolución. Lo que más lejos está de un corazón revolucionario es la insensibilidad ante el sufrimiento de la gente. No dejes que termine el día sin haberte examinado cómo están tus niveles de sensibilidad y su grado de compromiso a favor de los que más sufren. Ánimo, en lugar de la indolencia coloquemos el amor y la pasión por hacer las cosas bien”.

2 comentarios:

  1. Si como no, los gringos hicieron todo.

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    1. El bloqueo económico del imperialismo es terrible, pero más terrible es la especulación de los empresarios y comerciantes

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