Para la crónica de la semana pasada
entrevisté a Francisco José Guevara, ‘Chicote’, descendiente de margariteños
que llegaron a Amuay en 1946 en sus pequeñas embarcaciones desde la Perla del
Caribe Mar, la isla de Margarita; quienes impresionados por los hermosos
paisajes de estas tierras paraguaneras se quedaron, cuyos hijos y nietos
nacieron aquí y como es obvio, están profundamente enraizados en este
pintoresco y turístico pueblo de pescadores. Este poblado del municipio Los
Taques, en épocas de vacaciones y asuetos sin lugar a dudas aumenta su
población con turistas que arriban desde Maracaibo, Mérida, San Cristóbal,
Trujillo, Barquisimeto, Valencia, Maracay, Los Teques, Caracas, Punto Fijo,
Coro y otros lugares, atraídos por las hermosas playas, en busca de
esparcimiento, disfrute y descanso; quienes reciben un buen trato de los
amuayeros, como les gusta que se les llame a los habitantes de Amuay.
Por razones de espacio no pude escribir en
la crónica ‘Chicote’, todo lo que Francisco José Guevara me narró, hoy pretendo
hacerlo. En ese ir y venir a lo largo y ancho del municipio Los Taques, en
busca de los relatos, cuentos, leyendas y vivencias de sus pobladores que me
permitan dar a conocer la historia local de estas tierras, me he encontrado con
narraciones muy significativas; pienso que lo que conversé con el amigo Guevara
es uno de estos casos.
“Yo siento mucho interés por la historia
del municipio y en especial la de Amuay y su gente, es tanto así que he leído y
releído los libros de los anteriores cronistas y si usted me lo permite, con
todo respeto quiero darle un consejo. Cerciórese bien de lo que le dicen las
personas, hay mucho embustero y mal intencionado caminando todavía por esos
mundos, y a riesgo de herir susceptibilidades y que algunos se disgusten y
ofendan, le quiero contar que en los libros de los anteriores cronistas, que
Dios los tenga en la gloria, hay dos errorcitos y estoy seguro que no fue culpa
de ellos, ya que todo lo demás que escribieron en sus obras es la más pura
verdad, sino de algún malvado que les echó el cuento equivocado, no tengo otra
explicación para este asunto”.
“Yo a usted lo leo desde que comenzó a
escribir las crónicas, y me parece que lo está haciendo muy bien, es más,
pienso que sus relatos deberían salir en todos los periódicos para que los
puedan leer muchas personas, por eso no me gustaría que le ensucien la
trayectoria, ahora que El Falconiano por acá se está leyendo bastante”. Le
respondí a Don Francisco: “Tiene usted toda la razón, y estaré muy pendiente
del consejo que me da, ya que ‘la voz del pueblo es la voz de Dios’, y ‘más
sabe el Diablo por viejo que por Diablo”.
“Profesor Muñoz Freites, como le iba
diciendo, el primer errorcito de los que lo antecedieron en su cargo fue que
quien sacó la pelota por primera vez de jonrón en el estadio Polibio Zea de Los
Taques no fue el zurdo Oswaldo Reyes, y lo afirmo porque yo estaba allí: el
jonrón lo dio Juan Luis Beltrán Marcano quien jugaba para el equipo de Amuay
que se llamaba ‘Constructora Alemán’. Eso ocurrió, si mal no recuerdo por allá
en la década de los 70. El segundo errorcito es que el último telegrafista que
tuvo el pueblo de Amuay no fue Esteban Reyes, el último telegrafista fue
Nicolás Alberto Ramírez, conocido por todos como ‘Pichucho’, quien está vivo y
Dios le dé mucho años más de vida, y lo sé porque está casado con mi hermana
Narilza. Mi tío Francisco Javier Guevara Hernández (Chico Guevara) organizó el
béisbol en Amuay, y era quien costeaba los uniformes, los guantes y bates, él
era también margariteño”.
Es mi deber como Cronista del municipio Los
Taques verificar los relatos de los acontecimientos acaecidos, pero a la vez es
también mi deber trascribir fielmente lo que la gente me cuenta. Quedará a
cualquier persona que haya vivido estos sucesos, o tenga otra versión de ellos,
expresar sus discrepancias si lo desea.
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