martes, 6 de diciembre de 2016

· LA FE DE ERRATAS ·

Numerosas llamadas he recibido de los taquenses y de las personas que aprecian y recuerdan al cultor paraguanero y ‘taquero’ Gregorio Jesús Primera Aldama por la crónica que escribí sobre él, al cumplirse este 20-10-2016, un año de su sensible fallecimiento, ya que Danzas Los Taques bajo su dirección, dejó bien en alto y de por sí, dio a conocer el nombre de Los Taques a lo largo y ancho del país por la calidad de sus presentaciones. En este escrito se narra un hecho extraño e inusitado del cual muchas personas, como es obvio, se dieron cuenta.
Cuando hay un error en un libro o en un escrito, suele ponerse al final del capítulo -desde los tiempos del alemán Gutenberg, quien inventó la imprenta-, la fe de erratas o errores de transcripción. En la crónica de la semana pasada, por razones muy ajenas a mi voluntad, hubo un error de transcripción. La avenida principal de Santa Cruz de Los Taques (construida en el segundo periodo del Alcalde Acosta) se llamó en un tiempo Don Valentín Acosta, en honor al padre del ex alcalde Alexis Acosta Sánquiz; posteriormente el alcalde Dr. José Luis ‘Pepe’ Iglesias Gallegos propuso y cambió el nombre de la avenida por Chema Saher, falconiano, hijo del gobernador Don Pablo Saher, a quien el municipio tiene mucho que agradecer. Los 2 personajes son significativos para el municipio Los Taques y el estado Falcón. 
En la crónica, a causa de las argucias del genio de la transcripción, apareció avenida Don Pablo Acosta Sánquiz, esto es incorrecto, ya que tal avenida no existe en Los Taques. A mis numerosos y respetados lectores, que a lo largo y ancho de Falcón y del municipio me leen -amén de los que también hacen lo mismo por internet- les hago la aclaratoria. En realidad, esto me pasó, ya que no pude hacerle llegar mi escrito a mi transcriptora oficial, una de las mejores que tiene Falcón, mi estimada y respetada amiga Olaya Hernández, hija del primer director que tuvo la Escuela de Los Taques, el Profesor Napoleón Hernández Sulbarán. Mi amiga Olaya es una persona excepcional, mujer de buenos sentimientos, quizá una de las mujeres más inteligentes que conozco, perfectamente bilingüe, acuciosa y profesional en su trabajo. Su padre, el profesor Napo, quien es un hombre de 85 años, me decía en días pasados: “hay que evitar que en Venezuela ocurra lo que pasó en España en 1936, en la guerra civil española, donde por no concertar la derecha y la izquierda hubo un millón de muertos. El peor de los escenarios para los venezolanos sería la guerra”.
Gracias a las correcciones y sugerencias de Olaya, este cronista ganó un Premio Nacional de Literatura en el año 2007, mención Ensayo del Fondo Editorial del Ipasme por mi obra “ANTIPARADIGMA II”, después de estarse declarando dicho premio “Desierto” por ocho años consecutivos, donde concursé junto con 200 escritores de toda la República Bolivariana de Venezuela. El premio en cuestión se otorgaba por primera vez en el municipio Los Taques y en Falcón.
Decía el veredicto del jurado conformado por José Marcial Ramos Guédez, Gilberto Merchán y Julio César Valdéz, que otorgaron el premio Ensayo al profesor Jesús Muñoz Freites: “El trabajo en cuestión tiene las cualidades de originalidad, fuerza expresiva, soporte histórico y documental”. Traemos a colación este asunto porque este mes de noviembre se cumplen 9 años que gané el concurso. Para orgullo del municipio Los Taques, del cual me siento hijo adoptivo.  

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