A
195 años de la publicación del Correo del Orinoco: ¡Felicitaciones periodistas!
Desde hace meses
se escuchan rumores de ruptura del orden constitucional, e inclusive con el
mayor descaro del mundo pitonisos, adivinos y aprendices de hechiceros de ambos
sexos predicen un golpe de Estado, y descaradamente poderes extranjeros
practican la injerencia en el acontecer nacional.
Los cronistas nos limitamos a relatar
acontecimientos para que las generaciones futuras los conozcan, pero somos de
carne y hueso, es imposible que permanezcamos indiferentes ante la difícil
situación por la cual atraviesa la Patria. En realidad la transflación, la
especulación, el acaparamiento y la inseguridad cruelmente nos golpean a todos
por igual en este año del Señor de 2016; la diferencia entre los pesimistas y
nosotros, es que apostamos al optimismo; creemos por convicción en un futuro
mejor, y en que la solución de los problemas debe ser en sana paz y hermandad.
Sin embargo, nos da escalofríos pensar que
todas las condiciones están dadas para cualquier salida de fuerza, y que por la
terquedad de tirios y troyanos se desate una cruenta guerra civil. Es nuestra
obligación recordarles a todos que en el siglo XIX hubo miles de muertos a
causa de las guerras de Independencia y Federal. Desde lo más profundo de
nuestra esencia, le rogamos a la Divina Providencia que ocurran en Venezuela acontecimientos
que beneficien a todos por igual, que impere el diálogo y el entendimiento
entre los venezolanos.
La semana pasada anduve por el sector
Domingo Savio de Jayana y conversé con Emir José Magrini Irausquín, quien nació
en el Centro de Salud de La Vela, hoy sector Alí Primera, del municipio Los
Taques, el 18-03-1958; pero que ha vivido siempre en Jayana. Hijo de José
Atilio Magrini y Ana Teresa Irausquín. Nieto de Ítalo José Magrini, Eva María
Ávila, Faustino Irausquín y Carmen Amaya. Tuvo 8 hermanos: Lilia, Emilia,
Mercedes, Lourdes, Nelly (difunta), María, Milagros y Gustavo. Sus padres y sus
abuelos nacieron en Jayana con una partera. Su bisabuelo Emilio Magrini llegó a
Jayana en 1865; según Emir, apenas había 3 casas y el almacén de la aduana.
“Aquí hubo un puerto y comercializaban cuero de chivo y dividivi”,
Magrini Irausquín estudió en la Escuela
Mario Briceño Iragorry de Amuay, sacó el 3er año en el Liceo Mariano Talavera
de Punto Fijo e hizo cursos de mecánica automotriz en la Escuela Técnica
Industrial. Se casó en 1988 con Zaida del Valle Semeco, en Jadacaquiva, quien
es hija de Rafael Lugo y Carmen Semeco, tienen dos hijos, María Gabriela e
Ítalo Fernando, nacidos en el Hospital Calles Sierra. Su primer empleo fue de
ayudante de pintor de avisos publicitarios en 1975, trabajó en la ferretería El
Martillo, luego en la contratista Cianca (1977-1980). Aprendió la carpintería
en la empresa Flúor Caribbean (1980-1982).
Me relató Magrini dos anécdotas: “Cuando
trabajé en la ferretería me mandaron a llevar una mercancía a un cliente y
tenía la factura de cobro en el bolsillo. El deudor se equivocó y me estaba
pagando de más, le mostré la factura y le dije: que ‘era menos dinero’, él y sus
empleados estallaron en risas; al regresar se lo conté a mi patrón y este
comentó: ‘Todavía queda gente del tiempo de Ezequiel Zamora, yo creía que todos
los honestos se habían muerto”.
“Resulta que a Alí Petit por allá por 1980,
su padre Juan Petit le dio un consejo: ‘Más vale una ronca a tiempo que un
pescozón bien dado’. Él vino a comprender el significado de este dicho al poco
tiempo, cuando fue a buscar trabajo a la Refinería de Amuay y la gente estaba
alborotada y alzada porque quedaban pocos cupos, los guardias nacionales
llegaron blandiendo sus peinillas y ante el desorden repartieron planazos. Y
Alí le dijo a un teniente: ‘¡Si usted me da un planazo se muere!’; el oficial
le respondió: ‘Bien, para no morirme, no te voy a dar de plan, sino de filo’, y
le hizo volar por un matorral, gritando: ‘¡Ay mi madre, cómo pica!”.
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