Con motivo de la
celebración el 14-03-2016 en toda Venezuela del Día del Pescador y la Pescadora
Artesanal, tuve una amena conversación con Abdón Ramón Sánchez, mejor conocido
por todos como “El Carite’’ por su habilidad para nadar, experimentado hombre
de mar que nació en el poblado de Amuay el 18-09-1938.
Cuenta Don Abdón: “Mi
madre fue asistida por Candelaria Sira, ‘Candelarita’, quien para aquella época
era la partera de este pueblo. Soy hijo de Próspero Sánchez y Josefa Sánchez,
nieto de Marcela Sánchez (difuntos). Estudié en la Escuela Federal con la
maestra Gloria Hurtado, hasta el 4° grado. Me casé en Los Taques (01-03-1960)
con Teresita González, (natural de Amuay, 13-10-1943); de esta unión nacieron
10 hijos: Juan Eduardo (difunto), Lilia, Odaly, Marvi Luis, Abdón, Alirio,
Diony, Enna Celina, Yesica y Yoely. Los padres de mi esposa se llamaban Juan
Irene González y María Albertina Sánchez de González y sus abuelos fueron
Aureliano Díaz, Estelita González, Benito Sánchez y Viviana Laguna, y su
bisabuela Saturnina Sánchez”.
Relata este lobo de
mar: “Soy pescador desde los diecisiete, pero me inicié en un cayuco a los
ocho, pesqué durante 40 años, de la pesca artesanal salté a la pesca industrial
de arrastre. Trabajé durante 10 años en un barco de arrastre llamado ‘Lía’, con
un capitán de nombre Luis Díaz, pescábamos en el Golfo, muchas veces fuimos a
Oriente a las costas de los estados Anzoátegui y Sucre, y a las Guayanas
Inglesa y Holandesa”.
Dice Don Abdón: “La
pesca artesanal con chinchorro y a plomo la realizábamos en La Puntica de Amuay,
-donde hoy está el comando de la Guardia- y en El Playón; obteníamos jurel,
lisa, carite, arenque, guaranaro, mero, chicharra, carachana blanca y negra,
sardinas, roncador, pargo blanco, cojinúa, lenguado, tahalí y otros más, el
pescado era abundante. ¿Sabe que cuando sopla vendaval desde el sur, es que va
a llover fuerte y con viento?”.
“De niño me subía a los
cayucos (pequeñas lanchas) para observar y aprender. En una oportunidad por los
lados de El Playón, iba yo de asomado con mi primo Antonio Sánchez -‘Chicame’-
en el cayuco de mi difunto tío Luis Ramón Sánchez, cuando de pronto mi primo
dejó caer el ancla, y esta se incrustó en una mantarraya gigantesca. Recuerdo
como si fuera ahorita que ese gran pez nos remolcó lentamente un largo trecho
hasta que se soltó, no sentí miedo sino curiosidad. Esta historia la sabe todo
el mundo en el pueblo”.
“En Amuay nunca se
han visto tiburones, por eso las playas son seguras para que los turistas las
disfruten y se bañen ya que estas costas no son profundas; el tiburón pequeño
es el cazón y con él se elaboran las empanadas más sabrosas, pero hay que
pescarlo mar adentro, también se come aquí el pescado frito con el funche. Hoy la
gente trabaja en la playa es alquilando toldos y vendiendo comida y cerveza”.
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