viernes, 16 de diciembre de 2016

· Jesús Otoniel Díaz ·

El 15-12-2016, en la casa donde habitó la poetisa María Díaz Borges, en el callejón Los Caobos Nº 1, en el centro de Los Taques, conversé con Jesús Otoniel Díaz, uno de los 4 hijos de la connotada escritora taquense.
Relata Otoniel: “Mi nombre es Jesús Otoniel Díaz, nací en Los Taques, en esta vivienda que perteneció a mi madre. Mi nacimiento fue anecdótico, ya que cumplo año 2 veces, en marzo y en mayo. Resulta que estaba mi mamá el 27-05-1952, lavando una ropa cuando sintió los dolores de parto, ella misma se cortó el cordón umbilical, y le ayudo a limpiar al recién nacido mi hermana Zaida, luego asistió a mi madre una amiga, María Eugenia Irausquín de Zea, mejor conocida como ‘Ñeña’, quien fue mi madrina”.
“Mi mamá escribió en un papel mi nombre y fecha de nacimiento y le pidió el favor a Nicolasa Sánchez que fuera a la Prefectura y me presentase. La escribiente anotó mi nombre, pero en la fecha de nacimiento se equivocó, ya que asentó 27-03-1952. Según la ley yo nací cuando aún estaba en el vientre de mi madre. Fueron mis abuelos Justiniano Díaz e Hilaria Borges de Díaz. Sólo conocí a mi abuela Hilaria, la que todo el pueblo llamaba ‘Mama Yaya’, ella fue la partera más famosa que tuvo Los Taques, casi todo el mundo le pedía la bendición. Mis hermanos: Ramiro Jesús ‘Chucho’ Díaz (difunto), Zenaida, Gloria y María”.
“Justiniano Díaz mi abuelo, según me contó mi madre, era un oficial del ejército gomecista en el siglo XX. Recuerdo que conocí a Rafael Jurado –hermano del General León Jurado- en una casa en la bajada del Cerro; donde queda hoy la posada del Mangle en Los Taques, allí estaba su casa de habitación. Mi abuelo Justiniano era compadre de Rafael. Mi abuelo cuando se ganó la guerra recibió un arreo de burros y unas morocotas; las morocotas se las gastó. Es por eso que cuando veo burros en la carretera digo: ‘Allí va una parte de mi herencia’ ”. 
“Estudié la primaria en el Grupo Escolar de Los Taques, me gradué de Contabilista Intermedio en la Escuela Rómulo Vargas en Coro.  Mi primer empleo fue en Coro en una oficina que se llamaba ‘Oficina Técnica de Tránsito, el jefe era un extranjero de apellido Lebraum, yo le hacía los mandados y me pagaba 8 Bs diarios, además me aseguró en el IVSS. Hice numerosos cursos, cuando estuve en la Policía Naval en Caraballeda, recuerdo uno de Introducción al Turismo; salí del Servicio Militar Obligatorio como Cabo I (1972-1974).
Trabajé en Correo de Venezuela (1974-1975), después laboré en la Sherwin Williams de Venezuela (1975-1976), me emplearon varias contratistas en las refinerías de Amuay y Cardón; estuve en la Flúor Caribbean 2 años; metí planilla en Lagoven y allí trabajé 20 años, en operaciones de planta eléctrica entre 1983-2003. En el 2002 fui jubilado y me dediqué a compartir con mi familia. Toco el cuatro y la guitarra, escribo poemas, canciones y homenajes póstumos. Me casé con Maira Benavides, quien nació en Punta Cardón el 15-09-59 pero vivía en Judibana; tenemos 2 varones y 2 hijas: María del Pilar, Jesús Otoniel, Johnny José y Gloriana. Mis nietos son ocho: Jesús Otoniel, Maira Adumary, Erika, Willmary, Jhoanny, Willmery, Andrea Otoniel y Susej”.
“Extraño cómo se celebraba el 31 de diciembre cuando tenía 14 años. Una persona con una careta, acompañada de un grupo que escenificaban el médico, el cura y el diablo, recorrían las calles de Los Taques y visitaban las casas y les brindaban tragos de ron, y minutos antes de las 12 llegaban a la plaza Bolívar. El año viejo caía al suelo y a medida que pasaba el tiempo, empezaba a agonizar y el doctor decía ‘falta poco’, el sacerdote le confesaba y gritaba ‘le queda poco’, y al sonar el cañonazo moría el año viejo”.
“Se va el año viejo / Que le vaya bien / Que se lleve al cura / Y al doctor también. / Se va el año viejo / Que se vaya solo / Y a sus 12 meses / Se los lleve a todos”. Los versos anteriores los escribió mi madre, María Díaz Borges”.

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