miércoles, 30 de noviembre de 2016

· DON SIXTO ·

    Cuando llegaba a su fin la conversación que sostuve con el barbero Isaías Reyes Fornerino (06-07-1936), en la barbería Europa, en la edificación de una sola planta Los Jardines de Judibana, arribó como a las 4pm de forma inesperada el señor Sixto López Arias, quien fue atendido de inmediato por el hijo de Don Isaías, Hermes Reyes Naranjo, el popular “Chivita”. Le pregunté a Sixto López Arias si podía hablarme de sus recuerdos-, y sin ningún problema accedió a ello.
    Me dijo: “Nací en Los Taques, el 05-05-1927, mi mamá fue atendida por la partera Hilaria Díaz “Mama Yaya”, mis padres fueron Sixto López, (chistoso fabulador, mejor conocido por todos como “Tirso”) y María Luisa Arias de López. Soy nieto de Tomas Enrich, Nicolasa López, Gerónimo Arias y Tomasa García, (difuntos), siendo mis hermanos: Oscar Raúl, María Graciela, Víctor Antonio, Simón Rafael y María Chiquinquirá.
    Relata López Arias: “Me casé con Dilia Yolanda Arias, de esta unión nacieron Alí, René, Edith, Omaro, Osma, Sixto, Emiro, José, Alirio, Dianelys y Diamelys. No pude estudiar porque tuve que trabajar para mantener a mis padres y a mis hermanos. Fui cargador de agua, pescador, mecánico, chofer, capitán de lancha, maquinista y laboré en los Expresos de Oriente, en Caracas”.
    Dice Don Sixto: “Trabajé cargando latas con agua de El Tanque a Los Taques, 12 latas llenaban una ‘pipa’ y me pagaban 0,50 Bs (un real) por ‘pipa’, también cortaba leña y la llevaba a Punta Los Taques (Villa Marina). El agua la cargaba en la cabeza y asimismo la llevaba de Los Taques a Amuay, y el camino era por la playa. Le llevaba pescado salpreso (salado) a mi familia en Moruy, iba a pie, me echaba 2 días y no tenía cobres (dinero) para comprar un burro, que valía 20 Bs”.
    Continúa narrando López Arias: “De joven emigré a Punto Fijo y me hice pescador. La gente no adquiría tahalí, ni comía la raya, ni la picúa, sólo compraban el jurel, el rey, el pargo y la lisa. Navegué en un velero llamado El Porvenir como aprendiz de marino, el capitán era Agapito López, de Adícora. Nos agarró una tormenta. Llevábamos 24 toros y se nos murieron 2 en la travesía. Al llegar el barco, tuvimos que pasar los días de cuarentena en Aruba. Nos trataron muy bien, nos dieron abundante agua y comida. Luego supe que en otro viaje el velero se hundió; todos, sus 8 tripulantes, se salvaron de morir ahogados en el naufragio, pero murieron 2 pasajeros que eran comerciantes. También recuerdo que las mejores parrandas las hacían los Arias, quienes eran músicos, jugaban la fiesta de los Locos el 28 de diciembre que duraba 5 días. Muchos López emigraron a Aruba. Estoy seguro que allá, en la isla, tengo familia. Yo cantaba con mi cuatro, una canción que me viene a la mente:

Con un diluvio de ron
parrandearemos las Pascuas
nos daremos un vidón
el 28 en las Fiestas.
Borrachos había por porción
Dando gritos de alegría,
¡Esteban parece el diablo con la copita vacía!”

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