Cuando llegaba a su fin la conversación que
sostuve con el barbero Isaías Reyes Fornerino (06-07-1936), en la barbería
Europa, en la edificación de una sola planta Los Jardines de Judibana, arribó
como a las 4pm de forma inesperada el señor Sixto López Arias, quien fue
atendido de inmediato por el hijo de Don Isaías, Hermes Reyes Naranjo, el popular
“Chivita”. Le pregunté a Sixto López Arias si podía hablarme de sus recuerdos-,
y sin ningún problema accedió a ello.
Me dijo: “Nací en Los Taques, el
05-05-1927, mi mamá fue atendida por la partera Hilaria Díaz “Mama Yaya”, mis
padres fueron Sixto López, (chistoso fabulador, mejor conocido por todos como
“Tirso”) y María Luisa Arias de López. Soy nieto de Tomas Enrich, Nicolasa
López, Gerónimo Arias y Tomasa García, (difuntos), siendo mis hermanos: Oscar
Raúl, María Graciela, Víctor Antonio, Simón Rafael y María Chiquinquirá.
Relata López Arias: “Me casé con Dilia
Yolanda Arias, de esta unión nacieron Alí, René, Edith, Omaro, Osma, Sixto,
Emiro, José, Alirio, Dianelys y Diamelys. No pude estudiar porque tuve que
trabajar para mantener a mis padres y a mis hermanos. Fui cargador de agua,
pescador, mecánico, chofer, capitán de lancha, maquinista y laboré en los
Expresos de Oriente, en Caracas”.
Dice Don Sixto: “Trabajé cargando latas con
agua de El Tanque a Los Taques, 12 latas llenaban una ‘pipa’ y me pagaban 0,50
Bs (un real) por ‘pipa’, también cortaba leña y la llevaba a Punta Los Taques
(Villa Marina). El agua la cargaba en la cabeza y asimismo la llevaba de Los
Taques a Amuay, y el camino era por la playa. Le llevaba pescado salpreso (salado)
a mi familia en Moruy, iba a pie, me echaba 2 días y no tenía cobres (dinero)
para comprar un burro, que valía 20 Bs”.
Continúa narrando López Arias: “De joven
emigré a Punto Fijo y me hice pescador. La gente no adquiría tahalí, ni comía
la raya, ni la picúa, sólo compraban el jurel, el rey, el pargo y la lisa.
Navegué en un velero llamado El Porvenir como aprendiz de marino, el capitán
era Agapito López, de Adícora. Nos agarró una tormenta. Llevábamos 24 toros y
se nos murieron 2 en la travesía. Al llegar el barco, tuvimos que pasar los
días de cuarentena en Aruba. Nos trataron muy bien, nos dieron abundante agua y
comida. Luego supe que en otro viaje el velero se hundió; todos, sus 8
tripulantes, se salvaron de morir ahogados en el naufragio, pero murieron 2
pasajeros que eran comerciantes. También recuerdo que las mejores parrandas las
hacían los Arias, quienes eran músicos, jugaban la fiesta de los Locos el 28 de
diciembre que duraba 5 días. Muchos López emigraron a Aruba. Estoy seguro que allá,
en la isla, tengo familia. Yo cantaba con mi cuatro, una canción que me viene a
la mente:
Con
un diluvio de ron
parrandearemos
las Pascuas
nos
daremos un vidón
el
28 en las Fiestas.
Borrachos
había por porción
Dando
gritos de alegría,
¡Esteban
parece el diablo con la copita vacía!”
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Sus comentarios son importantes para el autor. Por favor, utilice un lenguaje cortés y respetuoso al dejarnos saber su opinión acerca de lo publicado.