jueves, 17 de noviembre de 2016

· ETERNOS CRONISTAS (II) ·

     Heródoto, Tucídides y Cesar no hablaban más que de guerras, Tito Livio de política; fue Plutarco quien caracterizaba a los héroes y a los pueblos con una simple frase y los pintaba con un donaire inimitable. Jesús “Chucho” Díaz, Virgilio Arteaga Hernández, Rafael González Estaba (fallecidos) y Guillermo de León Calles, eternos cronistas de Paraguaná, sus estilos, sin ánimo de establecer comparaciones del todo ilógicas, se asemejan al de éste último historiador, con la diferencia de que ellos se deshicieron de la carga retórica.
En realidad, lo que más nos impresiona de sus Crónicas es la maestría y originalidad con que logran reconstruir el pasado local de cada pueblo con la rigurosidad del método historiográfico. Por otra parte, cada vez que leemos sus escritos, nos da la sensación de estar en una caterva filosófica dieciochesca, ya que como portavoces de cultura y sabiduría, ¡con qué facilidad, y a la vez con qué propiedad hablan de prosapia, filosofía, política, sociología, sicología, historia y arte, entre otros temas, a través de la impronta de sus estilográficas!
En ellos, el aforismo: “El hombre y la mujer que leen valen más” se evidenciará siempre, son un producto de sí mismos, o mejor aún, del más incondicional amigo: el libro. Sus cualidades más importantes: sencillez y humildad, brillarán perpetuamente; ellos son de los pocos que han comprendido que el lenguaje de la verdad es humilde, sencillo y sincero. Mientras más se sabe, más modesto se debe ser, y esta es su mejor cátedra, a diferencia de muchos pedantes que andan por estos mundos presumiendo de sus doctas ignorancias, de sus prodigiosos amores propios; ególatras llenos de orgullo diabólico.


El buen relato del acontecer histórico de una ciudad o de una región, implica una práctica de investigación acuciosa y seria, y ellos a través de la palabra escrita lo explicitan. Pensamos que el acaecer humano no es espontáneo, claro sin negar para nada la libertad individual. Pero entonces, ¿el hombre está sujeto a una ley ciega, que no le permite intervenir en su propio destino? No: el conocimiento de las leyes del desenvolvimiento social e histórico admite prever en lo general las necesidades de la sociedad y actuar de acuerdo con ellas. No es posible librarse de la acción de las leyes sociales y económicas; ya que el conocimiento de ellas accede al progreso.

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