El otro día conversaba
con Felipe Antonio Cuauro González, maestro de obra, quien ha construido
numerosas casas y ha realizado innumerables trabajos de albañilería en el
municipio Los Taques y fuera de él. Permítame el lector recordarle que el
23-11-2014 escribí sobre Felipe; en esa oportunidad, expresé que vino al mundo
en el Hospital Sagrada Familia, actual Centro de Salud “Dr. Carlos Diez del
Ciervo”, Judibana, el 26-04-1961, que su niñez y adolescencia transcurrieron en
Amuay. Hijo de Margarita Nicolasa Sánchez González de Cuauro (hay un error en
la partida) y de Felipe Vinicio Cuauro. Nieto de María Crispina Cuauro,
Indalecio Sánchez y Bárbara González (difuntos).
Son numerosos los
oriundos de Amuay nacidos en centros de salud fuera del pueblo; pero este hecho
no afecta para nada que su terruño sea esta villa. Aquí se presenta una
paradoja: son del poblado, pero fueron paridos en otros sitios, ya que en sus
tiempos no había medicatura y la comadrona no se daba abasto.
Felipe Antonio me
saludó efusivamente, y me dijo que tenía otra historia que contarme, ya que la
que narró y fue publicada en “La Crónica Taquense”, en El Diario La Mañana,
despertó vivo interés en Judibana, la Ciudad Jardín, donde con frecuencia es
contratado para ejecutar obras de albañilería, como también en el pintoresco
poblado de Amuay entre coetáneos, amigos y familiares.
Esto me hace evocar que hace
un año y unos meses cuando gané el concurso para Cronista del Municipio,
alguien argumentó que yo no era taquense, a pesar que para la fecha ya llevaba
bastantes años por estas tierras, y Dios por delante pienso vivir muchos más.
Traigo a colación que los renombrados cronistas, maestros de maestros: el
recordado Rafael González Estaba (difunto) era oriundo de Margarita, Nueva
Esparta, y el laureado y polifacético Guillermo Segundo De León Calles, poeta,
doctor Honoris Causa y cronista del municipio Carirubana, nació en Pedregal,
Falcón, el 17-09-1943. Después él y su familia se establecieron en Coro, y en
1953 se mudaron a Punto Fijo. Estos cronistas no nacieron en la Ciudad de Los
Vientos, pero le han dado renombre a esta urbe y a Falcón.
Relata Felipe: “Por el
año 1998, renté una camioneta ranchera -recuerdo como si fuera ahorita, de la
línea Los Pinos- para que me hiciera la carrerita de ida y vuelta hasta al
cementerio de Yabuquiva, donde iba arreglar unas tumbas. De regreso, cerca de El
Román nos encontramos con un carro fúnebre accidentado, con urna y difunto en
su lugar. Eran las 3:35 pm, le dije al conductor que se detuviese ante las
señas que hacían los dolientes. Me dijeron los familiares que el ataúd no cabía
en los autos, y el camposanto cerraba a las 4 pm, que si no le podíamos hacer
el favor de llevarlo. El taxista se asustó; pero no impidió que colocáramos la
urna dentro de la camioneta.
De regreso, juraría que
escuché una voz desde atrás que me dijo: “Gracias Felipito”.
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