La
historia es una ciencia que no permite observar el objeto que se estudia, el
hecho histórico no se puede verificar ya que como es obvio, lo que sucedió,
sencillamente pasó, transcurrió en el pasado. Pero ¿cómo el aplicado
historiador evidencia los sucesos históricos? Por una parte, mediante las
huellas y los vestigios del ayer: las edificaciones antiguas, los fortines, la tradición
oral; pero en esencia, a través del documento histórico.
Ahora
bien, ¿pasa lo mismo con la historia local? Si y no; ya que casi siempre cuando
se investiga la historia de una comunidad, su gente, sus costumbres, leyendas,
anécdotas y tradiciones, una de las fuentes más efectivas son los adultos
mayores, quienes a través de sus relatos permiten evocar lo acaecido.
He
publicado crónicas sobre la comunidad de La Pastora-San Rafael, basadas en una
recopilación de relatos orales tomados del folleto “La Historia Local de La Pastora-San
Rafael” escrito hace 9 años por las Licdas. Gloria Chávez y Carmen Sánchez. Fui
a la calle Francisco de Miranda de La Pastora y ubiqué al propietario del
taller “El Reflejo”, Pedro Antonio Lugo “Totoño”, y tuvimos una amena
conversación que confirmó y completó lo relatado sobre su persona en el folleto
antes mencionado.
He
aquí lo que me contó: “Nací en Los Taques el 29-06-1936, y me casé allí con
Carmen López, nacida el 09-03-1936 en Jadacaquiva. De esta unión procreamos 2
varones y 3 hembras: Orangel Antonio, Omaro Yazmil, Oriza del Carmen, Oniza
Yamira y Osmely Yanira. El taller ‘El Reflejo’ tiene más de 50 años, lo instalé
en un terreno que le compré a Raimundo Pérez, cuyo valor fue de 2 Bs el m2, me
lo vendió en 1150 Bs, y al mes le pagaba 1 bolívar. Él era para mí como un
padre. Al taller le puse este nombre porque un día llegó Raimundo a mi casa, y
me preguntó:
-¿Compadre, tiene un
hueco en el pantalón?
- Compadre, ese es el
reflejo de la luz que pasa por una grieta que tiene el zinc. Raimundo se quedó
pensado.
-¿Compadre este taller
tiene nombre?
- No tiene, le
respondí.
- Entonces póngale ‘El
Reflejo’.
La
mecánica me permitió levantar mi familia, criar y educar a mis hijos. Arreglé
bastantes carros de diferentes modelos y marcas a lo largo de los años, muchos
trabajadores de la compañía petrolera ‘Creole’ traían sus automóviles a reparar
aquí, estos clientes se iban satisfechos de los trabajos realizados en el
taller”.
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