“-Narraba, pues, mi abuelo: ‘Nieto,
nos acusan de ser machistas, se dice que sometemos a las mujeres; pero si bien
es cierto que esto ocurría en muchos casos, cuando yo era joven, hoy también se
ve lo contrario: señoras que someten a sus maridos, y peor aún, los golpean”.
Resulta que un amigo que
trabajó en la compañía petrolera, cuando era propiedad de los musiúes pero ahora
está jubilado, a quien no voy a nombrar por respeto a la amistad, discutía el
otro día con su esposa una taquera de pura cepa (de las que no se dejan
embromar por nadie). Ya era tarde en la noche y ella deseaba que mi amigo
dejara de tomar y se acostara, porque estaba pasado de palos, con una buena
come-mie…, le dijo el susodicho a su señora (celosa y de carácter fuerte), con
la lengua enredada por el alcohol y en tono de burla: “Yo tengo otra mujer, ¿y
qué?” Ella a su vez le preguntó: “¿Así que tienes una querida? ¡Bueno, calembe
del demonio, deja de jugar dominó y de tomar cerveza con tus amigotes, pasa pa’
acá, recoge tus cosas y te marchas al carajo, bueno pa’ nada!”
Él le contestó pegando gritos como un energúmeno: “¡Yo soy quien manda en esta casa! ¡Tú lo
que necesitas es una buena …! ¡No voy a pasar a ninguna parte! ¡Yo llevo los
pantalones y te mantengo a ti y a tus hijos!”. La esposa lo atravesó con una
mirada fría que helaba la sangre, y entró a la casa, y buscó un garrote que
servía para darle el “palo cochinero” a los cerdos, con cuya carne ella
elaboraba las hallacas en diciembre, y sencillamente lo golpeó, dándole por las
piernas, los brazos y el lomo hasta que se cansó, y finalmente le dijo: “Recoge
tus cosas y te vas con tu borrachera y la paliza que te di a fastidiar a otra
parte. No sé cuándo vas a aprender que en este hogar canta el gallo, y no puedo
negar que sabe pisar muy bien, ¡pero aquí quien manda es la gallina!”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Sus comentarios son importantes para el autor. Por favor, utilice un lenguaje cortés y respetuoso al dejarnos saber su opinión acerca de lo publicado.